2011/01/19

2011/01/18 En Chandigarh

Ayer vivimos de nuevo la locura de las carreteras en autobús. Da igual que ya haya contado las veces que sea lo acojonantes que resultan estos viajes, es que cada vez es como si fuera la primera vez. Nos tragamos unas cinco horas de montaña, de pura montaña (que lo que tenemos en Euskadi, en comparación, parecen baches) y otras dos ya en carretera llana. No obstante, el susto más gordo nos lo llevamos en lo llanito, en un tramo de autovía con doble carril. No se crean Ustedes que la autovía es una vía buena: tiene baches, trozos sin asfaltar, desvíos contínuos... pues bien, al acabar uno de estos desvíos, el conductor se nos metió en el doble carril del sentido contrario... ¡flipábamos! Por lo menos circulamos en sentido contrario cinco kilómetros. Que así dicho no parece gran cosa, pero vivíendolo parecía una eternidad. Veíamos delante camiones adelantando a otros camiones y nosotros acercándonos... no sabemos bien si el chófer no se daba cuenta o si lo hacía así por costumbre. ¡Qué alegría cuando llegamos sin un rasuño a la estación! Aquí se aprende a valorar la vida casi a cada segundo... India is different. India is incredible.
En la estación nos topamos con unos policías de ayuda al turista que muy amablemente nos ayudaron en absolutamente todo. En diez minutos habíamos ido al baño, comprado el billete de tren para dentro de dos días y encontrado un conductor de rickshaw que nos llevaría al hotel por un módico precio. Lo único que pedían a cambio era una nota para hacerles la pelota en un cuadernillo que llevan con las reseñas de todos los turistas.
Chandigarh es una ciudad nueva y diferente al resto de las ciudades indias. Esta construida concienzudamente por sectores y es cuadriculada. Tiene alrededor de un millón  de habitantes y es la capital de dos regiones: Haryana y Punjab. Es demasiado moderno para India, aunque no falten los contrastes. Las caras de las calles que dan a las avenidas principales se muestran brillantes, llenas de comercios luminosos y muy bien cuidados, restaurantes caros y hoteles visibles (por fuera...); pero cruzando a las calles de atrás, al culo de las casas, vuelves a encontrarte con el percal de siempre. Además, es todo más caro. No es una ciudad que nos haya gustado, de hecho, si no hubiéramos tenido ya el billete comprado, nos hubiéramos ido de aquí pitando. Chandigarh es artificial. Hasta tiene un lago artificial...
Y hablando del tiempo, hay que decir que la temperatura no llega a ser caliente pero que ya no tiene nada que ver con los fríos que hemos tragado los días anteriores...¡y tenemos un radiadorcillo en la habita! ¡y papel del culo! ¡Ai ama, vaya lujos! En fin, esto es otra cosa, mariposa...

En el bus hacia Chandigarh. En estos viajes es necesario que no falte el buen humor para tener oportunidad de relajar los esf'interes.

!cucu!

En el jard'in de Rock Garden, un laberinto hecho con basura reciclada. Una de las pocas cosas que merecen ser visitadas en esta capital.

Haciendo de turis en el lago Sukhna. Artificial.

El susodicho lago. 


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