2010/11/29

2010/11/28 En el hotel Ashok

Hoy se ha notado la diferencia de estar en una ciudad de 12 millones de habitantes (aparte de perros, gatos, monos, ratas, hurones, ardillas, palomas, cuervos y demás insectos de diverso tamaño e índole -todos ellos callejeros-) a estar en otra de 220.000. La tranquilidad de la mañana era otra. Si bien es cierto que la calma absoluta se estile en estos lares, no tiene nada que ver con Delhi.
Tras despertarnos hemos lavado las ropas sucias, duchado con baldes de agua fría y salido a desayunar unos chay y butter roti (un tipo de talo, más fino y con otro tipo de harina). Llenos de energía que aportan unos chais calentitos hemos ido en busca del Ganges y sus canales, que corren paralelos al pueblo. Impresionante documento. Nos hemos pegado una buena caminata y, por fin, hemos encontrado el gath, donde cada anochecer se celebra la ceremonia de adoración al río, el Ganga Aarti. Aún no soy capaz de escribir lo que hemos visto y sentido caminando los largos kilómetros alrededor del gran río. Mucha gente, muchos colores y muchos contrastes... pero lo que más me sorprende de mí misma, es que nada me sorprende como me esperaba. Es como si fuera una parte que llevo dentro y admitiera todo lo que veo con total naturalidad. No quiero decir con esto que no sea chocante y duro... en fin, como ya he mencionado antes, aún no tengo las palabras para decir las cosas como me gustaría, sin causar malinterpretaciones. Aunque dudo que eso sea posible...
A eso de las cinco paseábamos derecha-izquierda por las callejuelas atestadas del bazar, y nos empezaron a rugir las tripas. Nos metimos en una tasquilla dominada por la mugre, las moscas y las cucarachas; y nos sirvieron lo único que allí se servía: una especie de patata cocida y requemada, eso sí, muy crujiente, con unos pocos garbanzos y una salsa de tres colores (blanco, rojo y verde). Cuando nos pusieron los platos delante nos quedamos un poco pensativos, pero al ver que todos los comensales de las mesas de al lado no paraban de sonreir y observarnos, no tuvimos otra que probar aquello. Resultó estar riquísimo y muy muy picante. Nos contentamos al autoconvencernos de que todo el picante que nos llevamos a la boca sirve para desinfectar el interior y espantar a los mosquitos. Intentamos no pensar en el picor de culo consiguiente... No se puede tener todo.
A las seis presenciamos en el gath la multitudinaria ceremonia de cantos, campanas, fuego, agua y energía. No comment. Muy guay. Cuando acabó tuvieron lugar las kriyas u ofrendas a la madre Ganga, el río sagrado. 
Ya después, la atracción fuimos nosotros, que nos tomaron por modelos y nos sacaron fotos con cada uno de ellos. Una sensación un tanto extraña teniendo en cuenta la situación.
Con lo que me quedo hoy: EVERYTHING IS POSSIBLE IN INDIA.


Domingo para los niños que juegan con sus cometas caseras.

Paisajes indios...

Marivi: "Yo solo quería tocarla..."

Purificándose en el Ganges.

Por la pinta no se diría que podría saber tan bien.












DESPIDIENDO A DELHI...
Ayer nos despertamos en Delhi con muy buen humor, ya que desde primera hora el día ya apuntaba en una nueva dirección. Sin estrés y con la calma que aporta el conocer algo más el lugar, salimos a desayunar. A las 10.30 teníamos una cita Kulwand, el conductor del autorickshaw con el que entablamos amistad el día anterior. Este noble señor proveniente de Afganistán, nos dijo nada más encontrarnos, que se sentía muy feliz porque ese mismo día llegaban a Delhi sus padres, a los que no veía desde hace dos años. Su sentimiento embargaba a los que íbamos con él.
Nos llevó a visitar la casa de Delhi de Mahatma Gandhi y el templo de Laxmi Narayan. El primer lugar nos inundó de una sensación de paz y, quizá, algo de melancolía al recorrer el trayecto donde aún hoy están marcadas las últimas huellas del santo que supo hacerse escuchar con su único lema de Ahimsa o No-Violencia. Y el segundo lugar solo sirvió para que mantuviésemos despierto ese sentimiento. Nos despedimos de nuestro chófer deseándonos todo lo mejor y nos metimos en la famosa y mil veces pisada estación de Nueva Delhi. Esperamos hasta que en la pantalla apareciera el número de andén en el que pararía nuestro tren, y con algo de nervios nos dirigimos a él. En la susodicha estación hay nada más y nada menos que 16 andenes ¡ahí es nada!, por los que pasan al día alrededor de un millón de personas. No es sencillo imaginar lo grande y concurrido del lugar. Caminamos un buen trecho hasta que decidimos sentarnos y esperar a que llegase el tren 2055 con destino Dera Dun. 
Mientras yo me trajinaba un sudoku, Gorka vio a Marivi, una chica que parecía buscar el lugar donde se pararía su vagón, y se acercó a ella para ofrecerle compañía. Nos reímos de la palabra "casualidad" que era una vitoriana con residencia en Conil y ciudadana del mundo que se apearía en nuestro mismo destino y que, además, su número de asiento era el 52, siendo los nuestros el 53 y el 54.
El viaje fue muy agradable y tranquilo. En cuantro horas y media llegábamos a Haridwar, y una colorida estatua de Shiva nos daba la bienvenia al salir de la estación. Encontramos un hotel, el Ashok, y sin más dilación fuimos en busca de algún sitio para comer (yo llevaba todo el día con un chai y dos mini-trozos de pizza, y teniendo en cuenta que nos despertamos a las ocho de la mañana y ya eran alrededor de las nueve, pues es compresible el vacío que sentía). La cena fue exquisita: veg hakka noodles, salad roast dosa con queso y un plato llamado Mumbay. Con la tripa a rebosar de sabores exóticos y picantillos nos fuimos a callejear un poco.
Antes de acostarnos charlamos un poco sobre las preocupaciones, curiosidades y profundidades de cada cual, y tras arreglar un poquito el mundo nos dormimos empapados de serenidad y felicidad.
Frase con la que me sentí inspirada todo el día: "Mi vida es mi mensaje" de Gandhi. ¡Ojalá todos pudiéramos decir orgullosos lo mismo.


Visitando la casa de Gandhi. No hay más fotos porque nos quedamos sin pilas...

Un abarrotado ciclo-rickshaw.

Nuestro amigo y conductor.

En el tren con Marivi.

Almas libres. Saludos a Hulk.

2010/11/26

2010/11/26 Antes de ver el amanecer...

...NOS DEVORA LA OSCURIDAD.

Anoche el señor de recepción, probablemente llamado Rahul como el mismo hotel, no apagó la tele hasta bien entrada la madrugada. Pero teniendo en cuenta de que aquella silla tras el mostrador es a la vez su silla de trabajo, su silla de comer y su cama de dormir, no  me parece justo criticarlo. En fin, que vidas tan diferentes tenemos...
Pasaditas las siete tampoco se puede seguir en cama ya que el bullicio empieza a ser atronador. Nos hemos metido en uno de esos agujeros que hacen de bar en el Main Bazar y nos hemos tomado unos chais para coger un poco de fuerza. Tras la fracasada odisea de ayer de intentar coger el tren para salir de Delhi, nos hemos metido en un ciber para probar por todos los medios posibles conseguir un billete de ida a cualquier sitio. Estando allí hemos recibido la confirmación de otro factor que oscurecía aún más la cosa. Desde la embajada española en Delhi nos comunicaban que aún teniendo el visado de seis meses, solo nos permiten visitas de 90 días seguidos, y de que entre visita y visita deben pasar al menos dos meses. Lo cual significa que no existen visados de seis meses... ¡alucinando con India!
Total, que sin billete y con el visado notablemente menguado, de nuevo, nos hemos dirigido a la estación. Sin hacer caso a los agobiantes acosadores hemos esperado la cola tal y como los indios lo hacen, y con la ficha bien rellenada hemos llegado a la taquilla. La tía, sin sentir ni padecer, al igual que pasó ayer, ha empezado a poner cara de "no-no-no" y nos ha mandado a freir espárragos. Hartos de estar rodeados de cientos de personar sin ninguna gana de ayudarnos sino más bien todo lo contrario, hemos ido a nuestro cuchitril a recoger las mochilas y salir de allí pitando. Gorka incluso se ha planteado salir de la ciudad caminando.
En ese momento se me ha venido el mundo encima. Ya no sabíamos qué coño hacer (sintiendo mucho la expresión)... y es entonces cuando no he podido aguantar las lágrimas, la impotencia me ha superado con creces.
Volvíamos otra vez a la estación, esta vez con las mochilas a cuestas, y hemos divisado a un guiri. Sin levantar los ojos de su espalda hemos conseguido llegar a la oficina donde los turistas deben comprar sus billetes. ¡¡Bendita sea la luz al final del pasillo!!
Mañana a primera hora de la tarde nos marchamos hacia el norte y ¡Dios dirá!

Con Kulwand Singh en el Delhi Sikh Gurdwara, un lugar sagrado.

La Puerta de la India.

2010/11/25 Puñetera dignidad

¡Vaya día! No sé quién inventó la dignidad, pero hoy esa persona me ha caído mal en diversos momentos de la jornada. Hoy, yo casi exploto de la tensión. ¡Qué manera de perseguir y acosar a los turistas! Nunca, nunca, nunca me habían mareado de esta forma... ¡Por Dios! Que si no existiera la dignidad en estos momentos estaría cogiendo un vuelo de vuelta o, por lo menos, fuera de aquí.

Bueno, por la dignidad y por que creo que a estos destinos hay que darles más de una oportunidad para que te muestren lo que hay de valioso en ellos. No me quiero quedar con la parte más superficial, que es exactamente con lo que me he topado hasta ahora. Como todo, supongo que tiempo al tiempo y mucha paciencia... que siempre resulta ser la receta clave.

Gorka en las escaleras del Fuerte Rojo. No está sentado.


Comiendo en un restaurante vegetariano abarrotado en Connaugh Place.

2010/11/25

PRIMER PIE EN INDIA




Tal y como estaba previsto, ayer salimos de Bilbao hacia Asia. Antes hicimos una paradita de rigor en el aeropuerto de Heathrow en Londres, y dispuestos a gastar las libras sueltas que tia Loli nos había dado unos días antes, nos pedimos unas hamburguesas bien cargadas, patatas y un botellín de agua para compartir. Según los cálculos de Gorka, la cuenta nos saldría redonda. Dejamos el  dinero sobre la mesa y nos dirigimos a una tiendecilla para comprar agua. ¡Cuál fue nuestra sorpresa, cuando al darle cuatro libras al tendero nos dijo que no llegaba! ¡Claro! Según Gorka las monedas de dos peniques eran de dos libras… lo que nos dejó sin agua y, lo que es más, ¡con deudas en el restaurante!
De la vergüenza que me entró, nos metimos en la zona “quiet waiting room” (para esperar más tranquilamente) y nos hicimos los dormidos hasta que salió nuestro avión.
Hoy hemos aterrizado a eso de las diez y media en Delhi, es decir, cuatro horas y media más que en casa. Nada más traspasar el mostrador de aduanas, un ruido de tipo charanga llegaba hasta nuestros oídos. Hemos dado unas cuantas vueltas, intentando dar con el puesto donde se compran los tickets para el taxi, sin éxito. Visto que los consejos e instrucciones de los lugareños no nos llevaban a ningún sitio, optamos por preguntar a otro mochilero que andaba por allí. Este chico, como se ha visto después, tampoco tenía mucha idea, ya que ha confiado en la palabra del primer truhán que se le ha cruzado, y nos hemos metido los tres en un autobús destartalado. Nos hemos puesto en marcha sin esperar a que nadie más entrara, es decir, todo el autocar para nosotros, y ya la cosa nos ha olido a chamusquina.
Total, que nos ha guiado hasta un parking en medio de ningún sitio y nos ha hecho bajar allí mismo. Hemos pasado tres kilos de pagarle, y nos hemos metido los tres con nuestras mochilotas en un ricksaw (motoreta)… ¡vaya espectáculo! Si había tres carriles pintados en la carretera, los que allí circulábamos éramos cinco carriles. Menos mal que esta gente está acostumbrada a este trote, y doy gracias a su dominio de volantazo-bocinazo-frenazo de última hora.
Hemos bajado de ese chisme andante en la calle del Main Bazar, y allí hemos preguntado por los precios de las habitaciones, mientras otros serviciales señores de algún otro lugar mejor… ¡patrañas! Los pocos cuchitriles que hemos visto tenían la misma pinta. Pero, en fin, como estábamos destruidos por el viaje, hemos aceptado hacer noche en un hotelillo  de una callejuela sin nombra. Descripción: la cama es doble compuesta de una tabla y un colchón de dos dedos de espesor, no hay ducha pero sí agua caliente (dándole a un interruptor 25 minutos antes), no hay ventanas pero sí un agujero encima de la puerta…
Bueno, si bien el lugar parecía tranquilo hasta ese momento, nada más echarnos sobre la cama para descansar un poquito, alguien ha encendido la tele y ha comenzado un festín de decibelios. Sin embargo, lo de la tele nos ha parecido un cántico suave, cuando de golpe y porrazo hemos sentido los ruidos provenientes de la calle. Como nos hemos enterado más tarde, hoy es el día en que rezan para curarse y piden salud a gritos y golpes de tambores.
La calle rebosaba de gente y colores. Un montón de camionetas y de más vehículos provistos de enormes bafles han inundado la zona con cantos, bailes con espadas, malabares de fuego y comida por doquier. Todo ello nos ha dejado una primera sensación de excitación y agobio. Menos mal a los buenos seguratas armados con palos, que ahuyentaban a los moscardones come-turistas.
Primer día en Delhi: necesitamos tiempo para aclimatarnos.

2010/11/19

Carta a los que se preocupan...

Hola amigo,
Ya te habrás enterado de lo de mi última "locura". Bueno, digo "locura", pero eso es lo que la gente cree que voy a hacer. En realidad, he pensado en ello a menudo desde hace ya unos cuantos años. Sin embargo, esta vez, la idea no ha pasado como un sueño por mi mente para esfumarse después, sino que ha cogido forma y se ha hecho más y más real.
Con el arte sucede algo parecido: tu pasas por delante de una escultura, la miras con las prisas, piensas "qué bonito" y te vas haciendo alguna otra cuenta... Pero, si pasas por delante de ella, te gusta, te coges el tiempo para observarla de cerca y resulta que te hace recordar o sentir algo que llevas dentro, la escultura se hace más real, adquiere significado. Ese es, de hecho, el verdadero significado del arte.
Pues, estoy decidida a mirar desde muy cerca esta idea, tan de cerca que lo pueda palpar y oler. Me imagino a dónde voy porque he leído muchísimo y visto otros tantos documentales sobre el lugar al que tengo por destino. Pero entiendo también que este destino, como cualquier otro, solo se puede vivir y llegar a conocer sobre el terreno. Por lo tanto, disto mucho de saber en dónde caracóles me estoy metiendo. 
Por momentos, me resulta reconfortante olvidar el mundo alrededor de mi entusiasmo y no estar a la defensiva; el simple hecho de que por lo menos sé con qué actitud me planteo esta aventura, me hace, no olvidar, pero sí no darle más importancia de la que tiene a lo hipotéticamente malo que me pueda pasar.
Con esto Te Quiero decir, que no te preocupes por mí, más de lo que yo misma hago, por algo que yo misma me hago. Estoy segura de que estaré mucho más tranquila y mejor, si sé que tú estás bien. 
Si todo en este mundo es energía (hasta nuestros cuerpos y pensamientos son energía...), será mejor intentar irradiar a la atmósfera energía positiva, y dejar de pensar en esos miedos irreales, por lo que nos puedan crear.
Gracias de todo corazón, por todas las palabras que me han animado e, incluso, por las que me han advertido de los peligros que tengo el riesgo de correr. Al fin y al cabo, cualquier consejo de los recibidos puede llegar a ser información de primerísima necesidad en alguna otra ocasión.
Pero, en fin, de aquí en adelante, acarreo yo misma todas las consecuencias que me puedan llover por todo lo hecho y lo dejado de hacer.
Paz y Amor.

NAMASTE!




2010/11/18

ME QUEDÉ APAGADA

Me he quedado sin línea de teléfono y sin Internet... estas compañías de teléfono parece que no sepan hacer su trabajo bien, si no es para engatusarte una máquina de quinta generación... En fin, tenía intención de hacer unas cuantas llamadas en modo de despedida, pero me he quedado colgada, apagada... un paso aún más cerca de nuestro destino.
¡Nos vemos, chavalería! ¡que no nos falte nunca el buen humor ni la alegría!

2010/11/17

"EL MEJOR PLAN ES QUE NO TENEMOS PLAN"

Así se lo contaba Gorka a alguien, y me quedo con la copla. Recordarlo me hace sonreir ante lo que nos espera. Sin embargo, la lavadora que se ha metido en mi tripa me recuerda que ya no queda ni una semana para el día de la ansiada partida. Es el gran miedo de aquellos que estamos acostumbrados a tener a la rutina como comoda aliada: el miedo a lo desconocido. El no saber cómo vas a reaccionar al poner el pie en el aeropuerto de Delhi y adentrarse en la bulliciosa y colorida ciudad, el no tener la cama de siempre esperándote al anochecer, el no saber lo que vas a hacer en adelante... Una respiración profunda con los ojos vueltos hacia mí, y ya me siento algo más tranquila.
Recuerdo la única vez en que viví algo semejante. Bajaba del ferry en la Isla de Mann. Iba con Marika y, de pronto, la situación de no tener dónde caernos muertas se nos hizo tan real y tan pesada, que podíamos sentir que nos haciamos más y más pequeñas intentando buscar la que parecía la única cabina telefónica de la isla. Recuerdo perfectamente que caminando sin rumbo nos topamos con unos baños públicos y que nos sentimos aliviadas pensando que por lo menos allí encontraríamos un techo bajo el cual podríamos pasar la noche si no dábamos con otra solución... ¡je, je! Al final todo quedó en risas.
Aunque volviendo a lo afirmado en el título, tengo que decir que no es del todo cierto. Sí que tenemos una cosa en mente: pasar por lo menos un mes en un ashram, haciendo yoga, meditando, aprendiendo a respirar y a ser aquí y ahora. Eso fue lo que en un principio nos empujó a plantearnos este viaje. Pero, después, al imaginarnos un viaje tal se abrieron en nuestras cabecitas las puertas a muchos otros destinos. Y no me refiero exclusivamente a destinos físicos, sino de toda índole. Personalmente, este viaje se ha convertido para mí en una búsqueda. No sé realmente qué es lo que busco. A veces creo que son otras formas de vivir, otras en cambio, a mi Yo más profundo e infinito. Lo que tenga que ser, ¡que sea!
Y, bueno, hoy nos hemos rapado el pelo para facilitar ciertos aspectos de la vida diaria. Aprovecho la siguiente ilustración para que se vean los resultados de la escabechina y estrenar la sección de subir fotos al blog. 


NAMASTE!




2010/11/09

UN RESPIRO MÁS CERCA


¡Con las vueltas que tuvimos que dar para conseguir el dichoso pasaporte! Cuatro veces nos acercamos hasta la comisaría de Basauri, hasta que por fin volvimos a casa con el bendito "pase hacia el mundo". Dos días después los metíamos en sobres, y junto con las solicitudes de visado los mandábamos a Madrid.
Ayer se cumplía el plazo estimado para la tramitación del papelote, y seguíamos sin saber nada de nada. Se supone que podíamos verificar el proceso de nuestros susodichos visados introduciendo nuestros números de pasaporte en la página web de la empresa que se dedica a esta burocracia, peeero ¡ay, angelitos de nosotros! durante los dos breves días que estuvo el pasaporte en nuestras manos no se nos ocurrió apuntar el número. Así que, los nervios encontraban una rendija por la que salir y hacían que nos sintiéramos un poquito "alarmados" (no me convence demasiado esta última palabra... no fue para tanto, pero queda bien como toque de tragedia).
Total, que hoy al mediodía, tras regresar a casa del trajín mañanero, nos hemos topado con que nuestra vecina del primero había recogido un paquetito interesante para nosotros. ¡Eco! ¡Los pasaportes con sus visados bien pegaditos y augurando felices caminos!
Sonrisas y abrazos para todos, eta danontzat!

2010/11/08

UN VIAJE ESPERADO


No sé qué tiene India que me llama tanto la atención. Algo tiene su cultura o, quizás, sus antiguas enseñanzas sobre la filosofía de vida que hace que se me agite el alma de pura curiosidad y entusiasmo. Tantos sabios espirituales han salido de aquella tierra que hace que me entren ganas de que se me quede algo a mí... en fin, cuentos chinos... Aunque, a decir verdad, sí que busco algo. No sé lo qué, por eso tendré que estar siempre alerta y con los ojos bien abiertos, por si lo encuentro. Nunca se sabe dónde se esconde la suerte, ni con qué máscara se disfraza. Desde luego, si no salgo a buscarla seguro que no la encuentro.
Por otro lado, tenemos billete de ida pero no de vuelta; lo que significa que no tenemos prisa y que podemos seguir el rumbo del viento. Vamos sin planes y sin objetivos que cumplir. Mientras andemos a gusto y las fuerzas no nos fallen seguiremos a nuestra intuición, ampliando la mente con cada paso que demos.

PD. Espero no estar hablando demasiado rápido, ya que aún no nos han tramitado el visado ni devuelto los pasaportes... ¡y sin esa documentación no creo que salgamos del aeropuerto de Bilbao!  

2010/11/07

EL PRINCIPITO

Con el título me quiero referir a este pequeño principio, a este primer pasito hacia el viaje que estoy a punto de emprender. Y de paso, le hago un particular homenaje al niño de mis sueños.

En diecisiete días vuelvo a partir a tierras lejanas. Esta vez me voy para el este, al gran continente asiático. Agarrándome la mano, Gorka, mi gran amigo y pareja de baile. Nuestro primer destino será Nueva Delhi, donde aterrizaremos el 24 de este mes que corre a eso de las 10:30 de la mañana (hora india, aquí no tengo ni idea... aún no sé ni cuántas horas habrá de diferencia).
Hoy hemos apartado la ropa que queremos llevarnos en la mochila: 5 mudas, 1 bañador, 5 pares de calcetines (3 finos y 2 gorditos), 2 nikis de tirantes, 2 de manga corta y otros 2 de manga larga, 2 jerseys, 2 pantalones largos y 2 cortos, puf y chubasquero. No me gusta hacer las maletas, es lo que peor llevo de los viajes. Es uno de los momentos en que los nervios se adueñan de mí ante lo desconocido del futuro próximo. Pero, en fin, gajes del oficio... esos malditos miedos a los que no termino de acostumbrarme. Menos mal que aunque los sufra, siempre acabo por superarlos.
Hoy empiezo también este nuevo cuaderno de bitácora. No tenía intención de hacerlo, puesto que no sé con que periodicidad tendré en India tiempo y acceso a la red de redes, no obstante, una genial llamada desde la capital de la Costa del Sol me ha convencido para que lo intente. Va por ti, Dani, ¡gracias!