2011/08/31

2011-08-30


Ayer, por fin, nos decidimos a abandonar la isla; tras haber transcurrido allí dos semanitas de lujo. Hacia la mitad de la segunda semana, descubrimos un templo en donde ofrecen servicio de sauna de vapor de hierbas. Casi nos hacemos socios. Las instalaciones chiquititas y simples, pero el servicio que otorgan, no lo pagas con los 50 bahts que cobran por persona.
Así que, con penita, pero  a las siete de la mañana subimos al ferris que nos llevaría al continente. Nuestro primer plan hablaba de tirar para Chiang Mai del tirón, pero un par de días antes recibimos noticias de Elena Y Claudio, a los que conocimos en Don Det (en las 4000 Islas de Laos); los que nos comentaban que iban a pasar por Ranong y si nos podríamos ver... Recalculamos el viaje y vimos que la tarea era factible. Además teníamos ganas de verlos, por lo que todo salió coser y cantar. El barco nos dejó en Don Sac, de allí una horita más de bus hasta Surat Thani, y después, cogeríamos un minibús hasta nuestro nuevo destino. Preguntamos aquí y allí y no paramos hasta dar con el sitio donde los locales cogen el transporte y, por consiguiente, es más barato. 
¡Hay que ver lo que se aprovechan! Nos llegarón a pedir 250 y hasta 320, por lo que normalmente se debería cobrar 190. Y no te creas que es sencillo, porque uno llega cansado y le apetece obtener el billete de bus lo más cerca posible y sin mareos. A lo que se le añade que la mayoría a los que preguntas, o más bien la mayoría que se te acerca a ayudarte tienden a mandarte a los sitios para turistas. Pero si se persevera y si se está seguro de poder encontrar lo que se busca, al final, se da con ello.
No sabíamos si Elena y Claudio estarían ya en el pueblo, si estarían en alguna aldea de la zona o qué... asín que lo primero que teníamos que hacer era buscar guest house para soltar las mochilotas y darnos un duchao. Después ir a buscar algún restaurante con wi-fi para poder saciar nuestra hambre y ver si la pareja nos había escrito algo. Encontramos el lugar, nos sentamos, pedimos de comer y conectamos el portátil. No arrancó del todo el ordenador, cuando dos jóvenes que justo pasaban por la acera a la que daba la terraza en donde estábamos sentados, se pararon en seco sin reaccionar. Elena y Claudio nos miraban sin palabras, incrédulos. Nos levantamos de golpe y los abrazamos casi sin que tuvieran tiempo para asimilar lo que estaba pasando.
Resulta, que ellos pensaban que andábamos justos de tiempo y que, directamente, iríamos para el norte. No habían tenido ocasión de chequear su e-mail ni de leer nuestras últimas noticias. Ellos salían a comer, por lo que nos sentamos todos juntos y, ya más relajados, charlamos de todo lo hecho desde la última vez. Agradables causalidades de la vida. No solo eso, sino que además, resultó que nos hospedábamos ¡¡en el mismo guest-house!! Salió todo a pedir de boca... y es que es así, vas con una intención bien decidida y los sentimientos en positivo, y las cosas salen, salen, salen... a veces cuesta más, a veces no cuesta nada, ora es difícil, ora es fácil. No rendirse ni en la acción ni en el ánimo. Hace tiempo leí una frase que me gustó: AL FINAL TODO VA A ESTAR BIEN, SI NO ESTÁ BIEN NO ES EL FINAL.
Y bueno, hoy hemos ido a visitar unas pozas de aguas termales que hay a los alrededores de esta ciudad fronteriza (con Myanmar). ¡Genial! No sabemos si porque estamos en temporada baja o qué, pero no había nadie que cobrara la entrada al recinto, o sea que, no queríamos más. Los chicos en bañador y nosotras un poco más tapaditas, nos hemos acercado a la poza que estaba vacía (en las otras solo había una o dos personas como mucho). Era la más "fresquita" de las tres... aún así, cada equis tiempo el cuerpo necesitaba salir para descansar del sofoco. ¡Y eso que al principio estaba nublado y lloviendo!
Nos hemos ido de allí con la tensión por los suelos, relajadísimos y medio atontados. ¡Pero más felices que pitxi!


Un lagarto de esos guays que corren sobre sus patas.


En busca de las pozas...


Sacándonos fotos con los miembros de toda una familia burmesa. Estilo india total... los cuatro comentamos que no nos pasaba algo semejante desde tiempos de la India.


Disfrutando de las aguas termales.


En este pozo sale agua sulfurosa a 65 grados centígrados. Dicen que puedes poner huevos y cocerlos... yo me lo creo.

2011/08/25

2011-08-25 En Koh Pha Ngan


Ya vamos para diez días en esta isla. Es otro de los lugares estrella para la mayoría de los turistas jóvenes y ávidos de pachanga. Aquí se celebra la famosa Full Moon Party, entre otras miles de fiestas a cada fase, comienzo de fase o final de fase lunar. La excusa es lo de menos cuando hay ambiente playero, cientos de chiringos y miles de almas nocturnas que buscan diversión, jaleo y ligoteo.
No obstante, también es una isla conocida por la gente que se mueve en el mundo del yoga y las energías más sublimes. Hay un montón de centros de yoga, meditación, retiro, desintoxicación y limpieza interior. Borjita ya nos había hablado de todo lo que él encontró aquí y nos metió a los dos la idea de conocerlo con nuestros propios cuerpos. 
La bienvenida a la isla fue grandiosa, pues a medida que nuestro barco se acercaba al destino cuatro peces voladores salieron a nuestro encuentro. Bueno, más bien escapaban corriendo del paso del ferry... pero cada uno ve el mundo como quiere, sin excepción. Maravilloso ver cómo se levantan sobre el mar apoyados en sus colitas y van balanceando su cintura pa'lante y pa'trás, cogiendo impulso y corriendo que da gusto.
Los primeros dos días los hicimos en un guest house carillo, porque cuando llegamos era tarde, estábamos cansados y llevábamos pateando y preguntando un buen rato, sin éxito ninguno. El segundo día, ya nos alquilamos una moto para diez días, regateando para obtener un buen precio, y buscamos el que sería nuestro pequeño hogar para esta temporadita en la isla: un pequeño bungalow a diez metros de la orilla, una playita con vistas a otro interesante número de islas, y rocazas esparcidas a pocos metros de donde rompen las olas. Rodeados de verde follaje y diferentes cantos de diversas aves.
Hoy mismo hemos visto un pájaro precioso: era marrón y azul, y de embergadura bastante larga. Un gran pájaro. Tenemos pequeños colibrís amarillos y negros, y la mariposa más grande que hemos observado hasta el momento. ¡Vaya paraísos esconde el mundo!
Y cuando no hemos estado observando la naturaleza que nos rodea, nos hemos dedicado a hacer yoga, meditar un poco y a conocer el interesante mundo del tantra, por un lado; y a recorrernos la isla, disfrutar comiendo, y a estar tirados, por otro. La verdad es que somos conscientes de lo bien que hemos decidido vivir.


Un pez raro.


Nuestra playita.


Colores del atardecer.


Colores de otro atardecer.

Plisti, plasta.


Ensalada de muesli, yogurt y spirulina con mango, fruta-dragón y plátano.
¡Toma ya!


Una vista de la isla.


2011/08/20

2011-08-17 Krabi - Ao Nang






2011-08-17 Ya llegó Krabi, ya pasó Krabi

El autobús nos dejó en una intersección de las afueras de Krabi antes de lo previsto. Una mujer nos había informado a su manera, ya que aquí en Tailandia, a diferencia de en Malasia donde la mayoría de la gente habla inglés perfectamente, no entienden ni papas. Y no digo que tengan que hacerlo, simplemente observo. 
Ya que los taxistas y moto-taxistas nos pedían una barbaridad para acercarnos al pueblo, probamos a hacer dedo. En seguida una joven nos paró y, tras dar unas cuantas vueltas de más, nos dejó en la zona de los guest houses. Visitamos el pueblo, el puerto y el mercado de puestos de comida... y a descansar, que buena falta nos hacía.
Al día siguiente nos alquilamos una motillo y nos fuimos a conocer los alrededores que, como previamente nos habían dicho, son maravillosos. Imponente naturaleza... las fotos hablan por sí solas. Ahora sí, una cosa no quita la otra, y si bien es cierto que la naturaleza no puede dejar impasible a nadie, está todo más que masificado y saturado... un hervidero de turistas: ¡tiendas, restaurantes y hoteles chics a tope! Demasié para mi body... 
No tardamos mucho en tomar la decisión de marcharnos para otra parte, que fue gerundio en su día. ¡Hacia la costa este, se ha dicho! Koh Pha Ngan nos susurraba su nombre a los oídos del sexto sentido... 











2011/08/13

2011-08-13 Llegando a Krabi, Tailandia

Nuestra estancia en la isla se alargó algo más de lo imaginado. Cierto es que en cuatro diíllas ya lo teníamos casi todo visto (sin contar todos los buceos que se podían haber hecho...), pero de nuevo, la lentitud con la que pasa el tiempo en la isla, o mejor dicho, con lo lentamente que pasamos el tiempo los que nos quedamos en la isla, el cuerpo se va acostumbrando a esa sosegada rutina de yoga, bañito, desayuno, siesta, peliculilla, bañito, cena y trago, y es difícil dar con el día de partida. Bueno, eso y la convicción con la que Pablito nos repetía "venga, ¡un día más!", acompañado de unos generosos ringgits que nos prestó porque nos habíamos quedado sin parné y en la isla no había manera de sacar dinerillo.
Ayer, día 12 recogimos las mochilas para eso de las siete y cuarto de la mañana, y justo cuando nos disponíamos a salir del bungalow de Antonio, empezó a caer la de dios. Lo que nos retuvo un rato en la terracita y nos hizo repensar lo de salir ese día o dejarlo para el día siguiente. Los truenazos debieron depertar a Pablo que apareció en su ventanita, de nuevo con cara de recién despertado, y nos propuso ir a desayunar. Nos pusimos los plásticazos y corrimos hasta el restaurante. Peeero, claro, era demasiado temprano y allí no había ni cristo. Así que se nos ocurrió hacer yoga... de todos modos, tendríamos que esperar hasta el siguiente barco porque no estaba la mar para navegar...
Para cuando terminamos nuestra sesioncilla la galerna ya había amainado. Desayunamos y, esta vez sí, nos encasquetamos las mochilas para ir a Coral Bay, desde donde nos subiríamos a nuestro bote y, ¡candela hasta tierra firme! Para eso de la una del mediodía estábamos de pié en el arcén y haciendo dedo. No esperamos ni veinte minutos. Un racing y su novia nos pararon y nos llevaron primero hasta Kota Bharu y después, hasta la frontera. Al llegar donde queríamos no pidieron dinero, peeero, seguíamos sin ringgits (bueno, teníamos un ringgit, pero era vergonzoso darles aquello), así que finalmente, les dimos una gafas de sol, con lo que parecieron quedarse satisfechos. Nosotros lo estábamos aún más, ya que aquellas gafas nos las habíamos encontrado en las calles de Kuala Lumpur. ¡Jaja!
Total, sellito en el visado malayo, sellito en el visado tailandés, y a patear hacia el primer pueblo:  . Estuvimos cerca de otra horita intentando hacer dedo sin éxito, tras lo cual fuimos a preguntar precios en la estación de tren y de bus. Con la espalda atrofiada y más cansados que la pera, fuimos a buscar algún guest house barato. Una ducha rápida y a cenar. Ya estaba anocheciendo, lo que se dejaba notar en las calles, pues todos los fieles del Ramadán salían a los mercados y puestos de comida para ponerse tibios. Que aunque la mayoría en Tailandia sean budistas, aquí en el sur son totalmente musulmames, lo que nos chocó bastante. Al principio... luego ya no.
Y hoy a las seis y media de la mañana salía nuestro tren hacia Thung Song. Nueve horacas y media de tren de madera: asientos de madera, paredes de madera, suelo de madera, techo de madera... y al final, nuestros culos también ¡más duros que la madera! Pero eso también ya pasó. A las cuatro nos apeábamos del tren y nos dirigíamos a la estación de buses para comprar los billetes hacia Krabi. Teníamos una horita de espera lo que nos ha venido de perlas para meternos unos pad thais entre pecho y espalda, y reponer un poco las fuerzas antes de meternos en este bus que nos lleva de camino a nuestro siguiente destino.



Don Pablo en su ventana.


En el chiringo con unos refrigerios.


¡Good bye, Perhentian!


"I'M ON THE ROAD AGAIN..."



2011/08/09

2011-08-09 De pensamientos y pequeños acontecimientos

Ayer por la tarde me dio por leer las primeras entradas que escribí en el blog. No me acordaba del intríngulis que nos daba emprender este viaje, ni de lo poco que sabía sobre lo que buscaba con el mismo. Al mismo tiempo que leía aquellas palabra me pregunté si había encontrado eso... y me quedé en silencio, pero con una gran sonrisa que empezaba a brotar desde el corazón. La verdad es que creo que no he dado con la gran respuesta, ni he hallado aquello que imaginaba iba a solucionar todas mis divagaciones y aclarar mis dudas. 
Sin embargo, empiezo a comprender algo importante. No es que haya escrito nada para mí, ni para nadie. Cada cual decide su camino, aunque la mayoría lo haga con los ojos medio cerrados o completamente cerrados. Se nos olvida que es derecho del ser humano soñar y perseguir nuestros sueños. No se trata de que solo los afortunados acaricien sus sueños, todo el mundo puedo hacerlo, solo hay que fijar el siguiente paso a dar y arrancar. Poquito a poco el nuevo camino empezará a aparecer ante nosotros y lo único que tendremos que plantearnos después será "¿y ahora, qué?. 
Hace poquito comentaba con Gorka que ya vamos para el noveno mes dando vueltas. Hace dos años ninguno de los dos se imaginaría que pudiera estar sucediéndonos algo tan maravilloso, y qué decir hace tres años que ni siquiera nos conocíamos. Me acuerdo que tantas veces, cenando en casa con aita y ama, escuchábamos a los viajeros del mundo que recitaban sus andares en el programa de Roge Blasco, que tanto me gustaba y tan increíble me parecía lo que mi oídos escuchaban... "¡buah! un año por ahí rulando... ¡quién pudiera!", "¡ojalá yo pudiera hacer algo parecido!", "¿pero de dónde sacará esta peña tiempo y dinero?"... pensaba entre otras cosas. Sin dejar de creer que aquellas historias no estaban hechas para mí. 
En fin, pues mira tú, lo que estoy haciendo. Además que el viaje se expande como las flores van expandiendo sus pétalos, poquito a poco, uno por uno. Jamás pensamos que la cosa se nos fuera a alargar de esta manera, ni que el viaje diera tanto de sí. Y solo nos ha hecho falta plantearnos una única pregunta estrella: "¿bueno, dónde vamos ahora?". Así, hemos llegado, a veces, a lugares que queríamos visitar, pero, sobre todo, a sitios que nunca antes habíamos ni siquiera oído mencionar. Si es que ya lo dijo Antonio Machado: 
CAMINANTE NO HAY CAMINO, SE HACE CAMINO AL ANDAR.


Y dejando las idas y venidas de mi cabecita a un lado, comentar que ayer hicimos el DSD (Discover Scuba Diving) con Antoñete, que más ilusionado que unas castañuelas nos instruyó por segunda vez en nuestras vidas para que pudiésemos sumergirnos a estas aguas turquesas y llenas de vida y color, con bombona a la espalda y equipo completo.  
Si la primera vez, allá en Xavia, la experiencia fue merecedora de mención, esta segunda vez en este genial parque natural ha sido como para abrir una botella de champán. Esta vez, más familiarizada con todos los tubos, las aletas y los medidores, me centré en saber como mantener la estabilidad en ese punto que llaman "gravedad cero" mediante la propia respiración. Y, sobre todo, disfrutar, de ese paseo, o más bien vuelo por este gran acuario vivo que es la mar de estas costas. ¡Qué pasada! La única pena que me queda es que nuestra cámara no sea acuática para poder ilustrar la grandeza de este fondo marino...


Vista desde los molinos eólicos.


Je, je, je...


"¡No os meéis dentro de los neoprenos, que luego en el barco huele que apesta!"


Tacos-tacos, burritos-burritos con Pablo y Antonio.


Que también hemos tenido ocasión de probar el Orang Utan (Hombre del Bosque en malayo) que es un licor autóctono y más barato que la cerveza. No está ni medianamente bueno, pero en fin, para las economías pobres se deja beber. Después de los primeros dos tragos ni te enteras.

2011/08/08

2011-08-08 En la isla también...


Asalvajado.


Observando el infinito mar.


Gran saltamontes isleño.


En el pueblo pesquero

Un enorme lagarto monitor... (y los hay más grandes).

2011/08/07

2011-08-06 Pulau Perhentian Kecil


Dejamos la granja de noche para coger un autobús nocturno (que llegó casi con una hora de retraso por ser Ramadán) y recorrer la distancia hasta Jerteh. Hicimos el viaje junto con Bella, que hasta hoy ha estado con nosotros. Llegamos a las cuatro y un taxi nos esperaba para transportarnos hasta Kuala Besut, desde donde cogeríamos el ferry para llegar a la isla. Pero eso no iba a ocurrir hasta las ocho menos cuarto, así que buscamos y encontramos un lugar apartadito para echar las esterillas y dormir hasta que llegase el momento de seguir haciendo camino. Teníamos los párpados bien echados cuando empezaron a llegar a nuestros oídos los rezos desde las mezquitas de los alrededores y un feligrés preocupado se acercó al bulto que formábamos para indicarnos dónde había un hotel. No le entraba en la cabeza que pudiésemos estar simplemente esperando al ferry. Al final, frustrado por no podernos convencer, se fue a sus rezos como amablemente nos comentó. Nos volvimos a quedar sopa.
Nuestro ferry, que era una barca con dos motores, salió algo más tarde que las ocho, pero le metió una caña impresionante. La mitad del trayecto lo hicimos flotando; la otra, volando y aterrizando salvajemente contra las olas. Llegamos a Coral Bay empapados y con salitre hasta en la ropa interior. Ya en tierra firme, preguntamos por Long Beach y tiramos millas hacia allí. En esta isla no hay carreteras ni falta que hace porque no existe ningún vehículo motorizado. Y eso se deja notar. 
Preguntado se llega a Roma y así, encontramos el Panorama Resort y a mi gran amigo Antonio... ¿quién me iba a decir a mí...? Pero lo bueno no acababa ahí, porque en seguida, salió Pablo de su bungalow despeinado y con cara de sueño... ¡toma ya! Mis compañeros de piso, trabajo y corazón en Sainte Adéle, Quebec, en Perhentian, Malasia... El primero ganándose la vida como instructor de buceo; el segundo sacándose el título para llegar a ser Dive Master.
Desde que llegamos a su isla (de Antonio) hemos tenido tiempo para patearnos la isla pa'trás y pa'lante, hacer fiesta con los coleguis (que esta isla es la isla de la fiesta perenne... desde por la mañana hasta la mañana, de lunes a lunes), disfrutar de la vida relajada de estas costas y, lo más bonito, hacer snorkelling. 
Aletas, gafas, tubo y un guía para que nos llevase a los puntos más interesantes, que fueron tres: Turttle Point, Coral Garden y Shark Point. ¡Im-Presionante! Nadamos junto a tortugas gigantes, nos maravillamos con los corales y los millones de peces de cualquier color posible, y ¡chapoteamos con tiburones también! ¡Estuvimos hasta un metro cerca de ellos! sin saber cómo olvidarnos de la mala fama que tienen estos pobres animales maravillosos... No hay palabras para poder expresar lo que vimos y vivimos durante las dos horas y media que estuvimos sumergidos en un hábitat tan diferente al que estamos acostumbrados. ¡Maravilla de Naturaleza!


Antonio (¡¡RUBIO!!) preparando a sus alumnos para la inmersión.


Bella, observando el mar; Gorka, disfrutando de su roca escalada.


Comida de Ramadán: noodles, dulces de harina, huevo cocido, pepino y salsa de cacahuete.


Haciendo yoga con Pablete y Bella.


Bruce Lee lo dice todo. FLUYE.


Pateando la isla.