2011/08/07

2011-08-06 Pulau Perhentian Kecil


Dejamos la granja de noche para coger un autobús nocturno (que llegó casi con una hora de retraso por ser Ramadán) y recorrer la distancia hasta Jerteh. Hicimos el viaje junto con Bella, que hasta hoy ha estado con nosotros. Llegamos a las cuatro y un taxi nos esperaba para transportarnos hasta Kuala Besut, desde donde cogeríamos el ferry para llegar a la isla. Pero eso no iba a ocurrir hasta las ocho menos cuarto, así que buscamos y encontramos un lugar apartadito para echar las esterillas y dormir hasta que llegase el momento de seguir haciendo camino. Teníamos los párpados bien echados cuando empezaron a llegar a nuestros oídos los rezos desde las mezquitas de los alrededores y un feligrés preocupado se acercó al bulto que formábamos para indicarnos dónde había un hotel. No le entraba en la cabeza que pudiésemos estar simplemente esperando al ferry. Al final, frustrado por no podernos convencer, se fue a sus rezos como amablemente nos comentó. Nos volvimos a quedar sopa.
Nuestro ferry, que era una barca con dos motores, salió algo más tarde que las ocho, pero le metió una caña impresionante. La mitad del trayecto lo hicimos flotando; la otra, volando y aterrizando salvajemente contra las olas. Llegamos a Coral Bay empapados y con salitre hasta en la ropa interior. Ya en tierra firme, preguntamos por Long Beach y tiramos millas hacia allí. En esta isla no hay carreteras ni falta que hace porque no existe ningún vehículo motorizado. Y eso se deja notar. 
Preguntado se llega a Roma y así, encontramos el Panorama Resort y a mi gran amigo Antonio... ¿quién me iba a decir a mí...? Pero lo bueno no acababa ahí, porque en seguida, salió Pablo de su bungalow despeinado y con cara de sueño... ¡toma ya! Mis compañeros de piso, trabajo y corazón en Sainte Adéle, Quebec, en Perhentian, Malasia... El primero ganándose la vida como instructor de buceo; el segundo sacándose el título para llegar a ser Dive Master.
Desde que llegamos a su isla (de Antonio) hemos tenido tiempo para patearnos la isla pa'trás y pa'lante, hacer fiesta con los coleguis (que esta isla es la isla de la fiesta perenne... desde por la mañana hasta la mañana, de lunes a lunes), disfrutar de la vida relajada de estas costas y, lo más bonito, hacer snorkelling. 
Aletas, gafas, tubo y un guía para que nos llevase a los puntos más interesantes, que fueron tres: Turttle Point, Coral Garden y Shark Point. ¡Im-Presionante! Nadamos junto a tortugas gigantes, nos maravillamos con los corales y los millones de peces de cualquier color posible, y ¡chapoteamos con tiburones también! ¡Estuvimos hasta un metro cerca de ellos! sin saber cómo olvidarnos de la mala fama que tienen estos pobres animales maravillosos... No hay palabras para poder expresar lo que vimos y vivimos durante las dos horas y media que estuvimos sumergidos en un hábitat tan diferente al que estamos acostumbrados. ¡Maravilla de Naturaleza!


Antonio (¡¡RUBIO!!) preparando a sus alumnos para la inmersión.


Bella, observando el mar; Gorka, disfrutando de su roca escalada.


Comida de Ramadán: noodles, dulces de harina, huevo cocido, pepino y salsa de cacahuete.


Haciendo yoga con Pablete y Bella.


Bruce Lee lo dice todo. FLUYE.


Pateando la isla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario