2012/03/26

2012-03-21 txapuza


El sábado, después de comer, dejamos la casa. Durante las dos semanas que volvimos a Elorrio metimos en cajas lo que queríamos guardar y sacamos un montón de bolsas de basura y de ropa para reciclar… Hasta que no queremos vaciar la casa no nos damos cuenta de lo llena que está. ¡Lo que se puede acumular! Total, que metimos en la furgo lo mínimo, y no tan mínimo, de lo que necesitamos para vivir tranquilamente, le hicimos un huequecillo a Hulk y la hicimos rodar, esta vez por un camino que ya conocía.
Volvimos a Lakabe porque el fin de semana se hace fiesta por el 32 aniversario desde la primera okupación. Cuando llegamos, el concierto de las Guindillas de la Tundra estaba a punto de empezar. Nos sorpredimos al encontrar a tanta gente en la sala. Sobre todo, de ver tantos niños: ¡Qué alegría, qué alboroto!
Cena común, fogata, batukada y birra de la casa. Después bailables en la sala común. No nos acostamos tarde porque ambos estábamos cansadísimos, pero hubo quien espero al amanecer para pasarle el testigo a los más madrugadores… que tampoco fuimos nosotros, porque dormimos lo que quisimos, que no fue poco…
En fin, ON THE ROAD AGAIN. Nos encanta la palabra Nómadas. Nuestro plan difuminado y poco elaborado abarca solo hasta principios de abril, pero seguro que para cuando este llegue, ya tendremos nuestro próximo destino a la vista. Seguimos conociendo a gente, que a su manera nos hacen más grandes, y teniendo claro que esto es lo que queremos aquí y ahora.

2012/03/04

2012-03-04 ¿Qué tal por Lakabe?

Vaya preguntón. Hemos respondido ya unas cuantas veces la misma cuestión, puesto que ya llevamos un par de diíllas en Elorrio, pero aún así no he sido capaz de poder compartir con lo dicho todo lo vivido. No en vano, en mi cabeza no resuenan más que las reverberaciones de la experiencia que nos ha hecho vivir a ambos el pueblo de Lakabe. 
¿Qué puede haber vuelto a cambiar dentro de nosotros, si ya tan cambiados nos sentíamos? Pues por mucho que los años pasen, si una no hace nada, el mundo que tanto intentamos cambiar, no cambia. Así que me parece increíble que me sienta tan diferente a la que se marchó hace unas tres semanas a conocer un proyecto de comunidad, allá por el valle de Arce, con un saco de dormir, zapatillas de casa y ropa para currar.   Así y todo, me siento sumamente más libre que nunca, feliz de haber vivido en primera persona la realidad de otro mundo real. El "otro mundo posible" tan aclamado aquí, ahí y más allá, ha desaparecido para dar paso a ¡Otro Mundo Real!
¿Qué habrá sido? Quizá el impacto que me causó ver, el mediodía del 11 del mes pasado, a todo un pueblo reunirse para comer-como-cada-día alrededor de dos inmensas mesas cuadradas en el comedor de la casa común, que ha resultado ser mi casa hasta el 2 de este mes.
Acaso el haber sido conscientes los propios cambios de percepción y opinión sobre lo que estábamos viviendo, al cabo del tiempo: nada más llegar, tres-cuatro días después, casi tres semanas más tarde y dos días tras habernos despedido de la aldea.
O el darnos cuenta de cómo trabajando codo a codo y sin dinero de por medio, la confianza se siembra sola.
A lo mejor fue el grado de conciencia de la gente: tres generaciones que son conscientes de quienes son por que no les queda otra, pues este sistema no se ocupa de acomodarlos... de todos modos, tampoco hace falta, porque de hecho, se está trabajando duro para ir contra la corriente.
Quizá, la cantidad de información de clase A que nos ha ido llegando (inf. de clase A: información que puede hacernos replantear la ruta de nuestro siguiente paso, o que nos venga genial por estar relacionado con algo en lo que ya habíamos empezado a pensar),
o gracias a la cantidad de gente con calidad que hemos conocido.
Acaso porque ahora sé que existe la economía compartida,
o porque volví a cantar y a tocar la guitarra con más gente que cantaba y tocaba la guitarra.
Podría ser también por un taller muy especial que hizo que se nos revolvieran los recuerdos de nuestra más tierna infancia.
Quizá porque por momentos sentía que estaba viviendo de la manera que soñaba cuando era muuuy joven o, realmente, de la manera que ahora sueño y que hago realidad.

De todos modos, algo nos pasa. Llevamos dos días de vuelta y estamos como de resaca; aturdidos, como aletargados. Eso sí, no nos importa, porque en el mismo carrito nos viene la sensación que nos hace sentirnos en paz y más expandidos que nunca: ¡somos felices!

BE HAPPY! 


Cartel en la zona del mercadillo interno: lo de mi casa puede ser usado en la tuya.


Amenizando con un poco de txalaparta. 


Valenciano dándole al alioli, fuego de leña dándole candela a la paellaca 


Avenidas y Calles


¡Y qué comercios!


Placita


Fuente con arte


Calle más calle