2012/02/27

2012-02-25

Hoy estoy de luna menguante; interiorizando, preparándome para después soltar lo que no me vaya a servir. Vamos, que estoy pensativa.
Ya llevamos dos semanas en esta aldea, y el tiempo sigue sin frenar. Desde que llegamos hemos visto a muchas visitas marcharse, y llegar para volver a irse. Nosotros seguimos… ¡hasta que nos “echen”! Que será el día 29, por ser el último día de esta jornada de puertas abiertas. Poquito a poco hemos ido conociendo a más habitantes de este lugar singular y creando lazos más fuertes con los que congeniamos ya desde el principio. Cada cual nos aporta de lo suyo, lo que nos hace crecer un poco día a día. Que te confíen algo personal, que cuenten contigo para diferentes actividades, que se acuerden de ti a la hora del té… nos hacen sentir más y más parte de su grupo, lo que nos hace sentir orgullosos y felices.
Claro está que no es todo de color de rosa, que aquí también nos topamos con piedras que a veces nos dificultan el camino, pero sabiendo cómo bordearlas, moverlas o saltarlas, la sensación que nos queda al final, es de satisfacción.
Los quehaceres diarios son todos de muy diversa índole: poner vallados para los animales (vacas, ovejas, caballos…), limpiar el gallinero, levantar un muro de piedra, re-construir una casa que se quemó allá por el 2006 (¡ahora sé hacer masa!), charlar un poco con los peques del pueblo sobre la India (están muy emocionados con los viajes y pasamos un video de nuestra odisea por Asia), preparar la comida para alrededor de 50 personas, desbrozar y abrir campo, sacar ramas, descargar camiones de leña, ordeñar, controlar las calderas para que haya fuego y se mantenga caliente el hogar, pelar frutos secos, desgranar mazorcas de maíz, sacar semillas, plantar frutales, dar clases de yoga… Y por las noches a dormir como troncos. 
Muchas cosas que hacer y muchas manos que colaboran. Una persona sola necesitaría un año para llevar todo a cabo, pero cuando se juntan las personas, los trabajos empequeñecen. Tod@s junt@s creando otro mundo, ¡porque es posible!








2012/02/16

2012-02-15 Primera parada: Lakabe


Siguiendo las instrucciones que encontramos en Internet, llegamos a Lakabe sin perdernos. Dato importante, teniendo en cuenta que, normalmente, cada vez que nos embarcamos con la furgo terminamos dando alguna vueltilla de más. 
Llegamos poco antes de la hora de comer. Había mucha nieve y grandes placas de hielo, por lo que nos adentramos en la aldea entre patinando y buscando con la mirada lugares firmes donde poner el pie. Tres-cuatro jóvenes picaban el hielo en las zonas más transitadas para evitar accidentes. A ellos preguntamos a quién tendríamos que dirigirnos para que nos guiase un poco. En la cocina encontramos al chico que se encarga de las visitas, charlando con un grupo de gallegos que también había llegado de visita.
Cuando hicieron sonar la campana que llamaba al pueblo a la mesa, nos reunimos unas sesenta personas en el comedor de la casa común. Todos los días comen juntos todos los del pueblo; que son gentes procedentes de todas partes. Jóvenes, más mayores y niños: tres generaciones pueblan las casas de este pueblo adoquinado y recuperado.
Ya llevamos cuatro días… y las realidades han superado las expectativas de manera que nadie podría imaginar sin haberlo visto en persona. A esta gente no les falta de nada. No es que solo sean autosuficientes para la vivienda y la alimentación… también generan su electricidad, consiguen su agua… y, además, tienen suficiente como para que cada cual pueda darse sus gustazos cuando crea que se lo merece. El ingreso básico (un porcentaje muy alto de su ingreso total) se lo deben a la panadería. Hacen un pan exquisito que reparten por los alrededores. 
La confianza es la base de esta sociedad alternativa… Sociedad que por fin se tiene ganado su nombre: un grupo de gente que trabaja para el resto de la comunidad, con la simple expectativa de querer que todo funcione a su manera, sin sistemas superiores que impongan las modas, las crisis y el modelo de una vida de bien.
En seguida el pueblo cumplirá su 32 aniversario… y creo que no hay mejor manera de honrar a un pueblo, que de esta manera: devolviéndole al pueblo lo que es suyo, su autosuficiencia.
Y bueno,  hemos sido acogidos con la misma confianza con la que se acogen ellos los unos a los otros. Así, nada puedo decir más cierto, que estamos más felices que veinticinco. Esto se parece un poco más a lo que creíamos que iba a ser la nuestra vida. 
Ya estamos más cerca… lo presentimos.

2012/02/10

2012-02-10 Preparados

Nuestro primer destino está a la vuelta de la esquina. Mañana pondremos rumbo a Lakabe, una eco-aldea que convive en comunidad; está situada a unos 40 kilómetros hacia el noreste de Iruña. Buscando información sobre este tipo de convivencias en la red de redes, encontramos un vídeo de una señora que hablaba de Lakabe. Intentamos averiguar si tenían su propia página en la web, pero no pudo ser. Sin embargo, trasteando aquí y allí conseguimos encontrar un contacto. 
No nos contestaron enseguida, pero finalmente lo hicieron. Y ya se ha acercado el día esperado. Necesitaremos saco de dormir y zapatillas de casa, y nos acogerán hasta el día 29 de este mes. Mientras estemos con ellos, nos enseñarán cómo viven y cómo funciona su comunidad, y nosotros colaboraremos en lo que toque. Seremos dos más entre ellos. 
Por lo demás, no tenemos ni idea. Así que, ¡qué emoción! Estamos muy felices de ir a por algo diferente... durante este tiempo transcurrido más cerca del sistema hemos vuelto a ver las razones por las que terminamos cansados antes de partir en 2010. Solo nos ha servido para afianzar nuestras decisiones... ahora ya no dudamos si deberíamos seguir adelante, o si deberíamos buscar un trabajo, tener familia, comprar una casita... ahora sabemos que queremos intentarlo de otra manera. Y no tenemos ningún tipo de miedo, ni de preocupación... ¡eso es lo mejor! 
Sabemos que se puede vivir muy bien y a gusto con lo justo... que haciéndolo así, nos sobra tiempo para pensar en uno mismo, para reír (solo o en compañía) y para conocer otras mentes... o para lo que uno quiera y decida. 

2012/02/06

2012-02-06 UBICADOS


La vida que llevamos en Elorrio es muy tranquila; es como una pausa para echarse a dormir y para poder levantarnos de nuevo llenos de energía, y proseguir por donde proceda. Por ahora, intentamos ayudar en donde se pueda y como se pueda, y vamos recopilando información y contactos sobre comunidades, eco-aldeas y otros tipos de convivencias.
De hecho, ya nos han confirmado que podremos convivir en la comunidad de Lakabe, desde el 11 de este mes hasta el 29. Se trata de un pueblo que estaba abandonado, y okuparon hace 35 años (aprox.). Es ya un pueblo autosostenible y ejemplo de convivencia en comunidad. Lo único que nos hará falta, por lo que nos han dicho, serán un saco de dormir y zapatillas de casa.
Nuestra idea es recorrer estas comunidades y proyectos por la península, conocer cómo funcionan, conocer a sus gentes y conocer las ideas de sus gentes. Nunca hemos estado en ningún lugar semejante, así que es difícil hacerse a la idea de cómo se vive de aquella manera. Aprender de las situaciones y de los que creamos esas situaciones, aprender de la tierra, aprender de la naturaleza, aprender de la convivencia, aprender de cada día: eso es lo que escogemos hacer en breve, y eso es lo que haremos. Por supuesto, también seguiré teclilleando para manteneros al tanto de nuestros periplos venideros e informar de opciones de vida alternativas, por si a alguien le interesa.
La verdad es que echamos de menos el sentir el gusanillo de la incertidumbre de no saber dónde nos tocará dormir, si pasaremos frío, cuándo se comerá aquí… Supongo que ese será el famoso síndrome de los viajeros. Y aunque disfrutemos de nuestra estancia alrededor de familia y amigos, algo que nace desde dentro nos atrae hacia el camino. Hacia ese camino que se abre paso a medida que elegimos hacia dónde orientar nuestro siguiente paso.

Y para empezar os dejo un poema que precisamente he leído hoy por primera vez.

Cuando emprendas tu viaje hacia Ítaca
debes rogar que el viaje sea largo,
lleno de peripecias, llena de experiencias.

No has de temer ni a los lestrigones ni a los cíclopes,
ni la cólera del airado Poseidón.
Nunca tales monstruos hallarás en tu ruta
si tu pensamiento es elevado, si una exquisita
emoción penetra en tu alma y en tu cuerpo.
Los lestrigones y los cíclopes
y el feroz Poseidón no podrán encontrate
si tú no los llevas ya dentro, en tu alma,
 si tu alma no los conjura ante ti.

Debes rogar que el viaje sea largo,
que sean muchos los días de verano;
que te vean arribar con gozo, alegremente,
a puertos que tú antes ignorabas.
Que puedas detenerte en los mercados de Fenicia,
y comprar unas bellas mercancías.
Acude a muchas ciudades del Egipto
para aprender, y aprender de quienes saben.

Conserva siempre en tu alma la idea de Ítaca:
llegar allí, he aquí tu destino.

Mas no hagas con prisas tu camino;
mejor será que dure muchos años,
y que llegues, ya viejo, a la pequeña isla,
rico de cuanto habrás ganado en el camino.

No has de esperar que Ítaca te enriquezca:
Ítaca te ha concedido ya un hermoso viaje.
Sin ella, jamás habrías partido;
mas no tiene otra cosa que ofrecerte.

Y si la encuentras pobre, Ítaca no te ha engañado.
Y siendo ya tan viejo, con tanta experiencia,
sin duda sabrás ya qué significa Ítaca.

KONSTANTINOS KAVAFIS