2010/12/31

2010/12/31 Ha llegado la lluvia

Ha llegado la lluvia a Rishikesh. Desde la primera vez que pateábamos el Main Bazar de Delhi no la habíamos vuelto a ver. Y de todos modos, aquella vez no jarreó como lo hace ahora. Ayer cayeron las primeras gotas y aún no ha parado.
Pero las lluvias no han traido solo agua. La electricidad no llega con la misma facilidad y nos deja sin luz y, en consecuencia sin agua caliente, cada dos por tres y por periodos de tiempo relativamente largos. ¡Menos mal que por lo menos las cocinas funcionan con gas y las velas están a la orden del día!
La verdad es que tal y como suena no parece muy agradable, sin embargo, teniendo en cuenta que la realidad india es completamente dispar a la del resto del mundo, todo pequeño cambio altera algo en las vibraciones que habitualmente fluyen en la atmósfera y ocasionan momentos mágicos o graciosos o surrealistas.
Por ejemplo, anoche, mientras cenábamos tuvo lugar uno de esos apagones y nos quedamos, lo menos diez minutos, en absoluta oscuridad sin poder seguir moviendo el hocico, pero sin parar de bromear al respecto. Al cabo de dicho tiempo llegó un joven camarero con dos velas, una sonrisa y un gesto para disculparse.
Volvimos a casa por la calle de siempre, dándonos cuenta de la oscuridad reinante y observando a las vacas recogiditas en fila india contra las paredes de la calle o bajo cualquier saliente de cualquier portal. 
Nos preparábamos para acostarnos cuando algo se movió en la puerta de la habitación. Apuntamos con los frontales y nos encontramos con un perro del barrio queriendo unirse a nuestra compañía... ¡un perro en la habitación del hotel! Las risas que hicimos para convencerle de que dejase sus tentativas y saliese afuera... Gorka hizo el amago de engañarle con un trocito de dulce y sacarlo a la calle. Al de medio minuto el animal volvía a los pies del que le había dado de comer... Al final cerramos la puerta y le desamos buena suerte.

Y buena suerte también para todos. No nos olvidemos que la suerte no nos llega así porque sí; tenemos que salir a buscarla. Si no lo intentamos, nunca sabremos de lo que fuimos capaces. Ya que nos ha tocado vivir esta vida, hagámoslo lo mejor que podamos y vivamos lo más posible. Y no me refiero a vivir largamente, que si es posible mucho mejor, pero sí vivir cada momento tal y como llega, siendo parte activa de cada cosa que nos ocurre, sin dejarnos llevar por la corriente pasivamente.

PAZ Y AMOR

2010/12/30

2010/12/29 Se cierra una etapa

Hoy hemos hecho el examen. ¡Qué rápido ha pasado todo! Aunque sea verdad que aún hay mucho que perfeccionar este curso ya nos ha dado lo que tenía para darnos. El examen ha sido bastante fácil; bueno, pero no vamos a quitarnos méritos, que su esfuerzo y tiempo nos ha costado. Según nuestros cálculos los dos vamos aprobar, lo que significa que ya somos... ¡profes de yoga!
Por la tarde, ya con la tranquilidad de quien acaba un curso con éxito, nos hemos paseado tranquilamente por la misma calle, visitando las mismas tiendas y parando a tomar chais y tostadas de tomate y queso en la misma tasca, como si estuviéramos poteando.. ¡jeje! ¡qué contentos estamos!
Este primer mes indio no ha pasado en vano: hemos conocido a muchísima gente interesante, aprendido otro tanto sobre la filosofía de los vedas (tan esclarecedor y gratificante que otro día me liaré con ello...), hemos practicado mucho yoga, ya tengo una ligera idea de cómo funciona el idioma (el alfabeto lo llevo despacico...), me encanta Rishikesh y somo felices con lo que hacemos.
Ahora, primero de recoger nuestros títulos en una ceremonia que se celebrará en el Ashram de Maharaji, nos tocará volver a mirar la ruta y la dirección que tomaremos. Por lo que parece, seguiremos para el norte, a ver si podemos llegar a Dharamsala; a pesar de que cada persona con la que hemos compartido la idea se ha estremecido ante la idea congelante de acercarse más a la nieve. Pero no hay miedo, solo se necesita un buen abrigo y voluntad de viajero.

PD. 2010/12/30 ¡Ya tenemos los certificados! 
PD.2. ¡FELIZ AÑO A TODOS!


2010/12/25

ILUSTRACIONES I

A esto se le llama "ser un huevón"... ¡jeje!

Las milagrosas manos de mi maestro Gyam, haciendo sonar la tabla.

Escribiéndoos...

Una imagen vale más que mil palabros.

El pensador.

Gracias, gente, por los ánimos que me dáis; así da gusto seguir actualizando este diario.

Aprovecho para deciros:
¡FELICES NAVIDADES A LOS QUE LO ESTÉIS CELEBRANDO, Y FELICES DÍAS PARA EL RESTO DE LOS DEMÁS!

¡Paz y amor para todos los corazones!

...

Los niños del orfanato Ramana Garden dando la clase fuera... ¡todo un espectáculo!

Caras de satisfacción tras el yoga mañanero y el consiguiente atracón del desayuno-comida.

A llegado la hora de afeitarse y acicalarse...

...y de raparse la bola de billar de nuevo...

Impresionante juego de reflejos en nuestro balconcito.

2010/12/22

CURIOSIDADES I

- Caminar por las calles y que los monos te sobrevuelen al saltar de poste a cable y de cable a tubería. Como si las ciudades fueran selvas urbanas y toda su infraestructura, el entresijo de árboles y lianas.
-   El incesante bocinazo en la que se sumerge India cada día al despuntar el alba. Esta gente pita y pita sin "aparentemente" ninguna necesidad de avisar. Ya puede estar una calle vacía y sin tránsito que los conductores de motos y rickshaws tocarán el claxon por razones que solo un ciudadano de este país puede conocer y comprender.
-   Las vacas. Están, como los monos, por todas partes. Y cuando digo vacas me refiero a vacas, toros y terneritos. Resultan chocantes y a veces graciosas, ya que, por lo general, se suelen encontrar totalmente fuera de lugar, aunque, en realidad, estén donde tienen que estar. Me imagino a alguna de nuestras vacas occidentales en la mitad de los torbellinos que aquí se forman habitualmente, y empiezo a entender lo que sería una pobre vaca loca.
    La verdad es que hasta que no lo ves in situ no entiendes que no son las mismas vacas. Estas tienen un temple muy diferente.
-  Los perros. Los perros de la India son como nuestros gatos callejeros. Y a estos también, como a los monos y a las vacas, te los encuentras por doquier. Aquí no creen en la máxima que afirma que los perros son el mejor amigo del hombre, más bien todo lo contrario. Según nos contaron, se piensa que el perro es la reencarnación de los que fueron ladrones o violadores. Además, otra cosa curiosa es que la mayoría de estos perros pertenecen a la misma raza, o mejor dicho, a la misma mezcla de razas.







2010/12/19

2010/12/17 Haciéndonos...

Ya llevamos unas tres semanas en Rishikesh. La temperatura ha descendido notablemente en este comienzo del Himalaya. Al amanecer y al anochecer levanta un viento brutal y frío que viene siguiendo la dirección de la corriente del gran río Ganges. E incluso escondidas bajo las mantas y pashimas, empezamos a reconocer a la gente de las calles que recorremos todos los días. Empezamos a sentirnos cada vez más parte de esta vida multicolor.
Las clases van viento en popa a toda vela, y ayer mismo me tocó dar la clase de la tarde. No sufrí mucho de nervios, porque hasta tres minutos antes del comienzo no supe que me iba a tocar llevar la batuta. No estuvo mal para ser la primera vez, aunque si me pongo crítica, sé lo que hice mal, lo que me callé por no saber expresarme y lo que me faltó por hacer. Pero las cosas de palacio van despacio...
Gorka, a su vez, alarga la cosa para poder coger más facilidad al hablar inglés, sin embargo, el tiempo no pasa en vano y cada día se le nota más fluído y más relajado. El esfuerzo para él en esta travesía es doble y podemos estar muy orgullosos de su trabajo.
Estas últimas tres semanas de intenso yoga e increíble comida vegetariana india nos están haciendo más fuertes, más vitales y menos flácidos... sin contar la flexibilidad que estamos ganando. Creo que no podemos sentirnos más a gusto con nosotros mismos.
Por otra parte, hace unos cinco días conocimos a Gyam, un señor que viene de Punjab y que es un artista con la tabla (dícese de un instrumento de percusión que si se sabe tocar bien habla el idioma de los dioses). Charlando e intercambiando (ideas, energía y deseos) supimos que estaba interesado en aprender español, así que yo me presté voluntaria para ser su profesora a cambio de que él me orientara con el hindi. He descubierto a un maestro hindi que no deja de hacerme reir consus chistes y a un alumno con mucha devoción que además tiene una increíble memoria. ¡No podíamos formar un mejor equipo!

"APRENDE TODO LO QUE PUEDAS,
SIEMPRE QUE PUEDAS,
DE CUALQUIERA QUE PUEDAS,
 LLEGARÁ EL MOMENTO
EN EL QUE ESTARÁS AGRADECIDO DE HABERLO HECHO"

Templo de Laxman Jhula; todas las mañanas suenan sus cientos de campanitas los más devotos.

Tasca en el camino a Ram Jhula.

Clases de hindi con Gyam.

Compañeros de yoga y el profesor.


2010/12/12

2010/12/12 Momentos I

Ayer, al ser sábado, y por tanto último día de clase de la semana, quedamos con una gente para ir a cenar a un sitio encantador: Piramide Cafe. Nos sentamos en el suelo de una pequeña jaima que se mantenía calentita mediante unas brasas vivas situadas en el centro de la misma.
Tras llenar el buche nos movimos a otro lugar para tomarnos un chai de buenas noches. Tan tranquilamente hablando estábamos, cuando entraron en la solitaria cabaña unos lugareños un tanto extraños. Primero se nos acercó un señór al que apenas se le veía la cara entre tanto gorro, pañuelo y chaqueta, y su inglés se escondía tras los japillos que le salían de la boca al hablar. Detrás de este individuo, un chico más joven y más loco (si cabe) empezó a presentarse y a dedicarnos a cada uno un "te quiero"  con los ojos cerrados y las palmas apuntando al cielo. En un momento de confusión y algarabía, el primer señor raro se sentó a mi lado y el otro detrás de él, de manera que el chaposo podía lloviznarme con su retahíla, y el que vivía en las nubes añadía con sus gestos y su filosofía un contextro extrafalario a la surrealista situación.
Momento de máxima absurdez: el primer señor me contaba que albergaba mucho no, muchísimo amor en su corazón y en su alma, pero que no encontraba a nadie que lo quisiera de la misma manera. En el momento cumbre de su expresión, va y me tira un eructo a la cara, sin pestañear ni dudar, y sigue con su oda al amor. Mientras tanto, el joven más alto, sin abrir los ojos y con la cara expresando una paz sin igual, me deleitaba con sus toque de fondo, como: "el amor está más allá de toda descripción y límite", "amo a todo el mundo", "el amor es lo único verdadero"... Todo ello acompañado con un suave balanceo de palmas como si viniera directamente volando desde el cielo.
A todo esto yo no podía dar crédito a lo que estaba sucediendo y no era capaz de reaccionar de ninguna manera. Seguía mirando y escuchando boquiabierta y absorta sin saber muy bien ni dónde me encontraba.
En seguida decidimos marcharnos a dormir porque la semana había sido suficientemente larga y dura, como para seguir siendo consciente de todo lo que nos estaba rodeando. No podíamos salir de nuestro asombro, cuando nada más salir a la calle principal, nos encontramos con unos nuevos habitantes de Rishikesh: tres cerdas-jabalís cada una con su camada de unos cinco cerditos por detrás. Impresionante.
India tiene siempre algo escondido, para sorprenderte cuando menos te lo esperas. India is different...

2010/12/09

2010/12/07

Buscando aquí y preguntando allá hemos dado con la puerta correcta. Ya estamos matriculados en el Yoga Teacher Training Course. Durará un mes, y esta será nuestra rutina mientras dure:
-          08.00-10.15         Yoga Asanas
-          15.00-16.00         Meditación y Pranayama (respiraciones)
-          16.00-17.00         Filosofía del Yoga, Anatomía, Mantras y Pranayama
-          17.00-19.15         Yoga Asanas
Además, como nos incorporamos tarde al curso Gorka y yo tenemos que estar en clase a las 14.00 para recuperar las lecciones perdidas. Así que no nos suele quedar mucho tiempo libre. Hay que tener en cuenta que de diez y media a una y media nos toca también desayunar-comer (dos en uno), sesión de lavandería (¡viva el chimbo!) y estudiar un poco la teoría y las posturas… A final de mes tendremos el examen.


Este día ha sido especial porque Gorka ha cumplido 33 añitos requeté-bien llevados. Tras las clases nos hemos duchado y nos hemos puesto las ropas nuevas, adquiridas en este mismo pueblo. Sintiéndonos muy guapos y oliendo a limpio nos hemos juntado con Marivi (que también salía de su clase de yoga), Naiara (la donostiarra), Fred (un francés) y Gar (un neoyorquino muy gracioso y loco) para cenar todos juntos en el MoonLight Café. Local en el que somos ya asiduos por su maravillosa y abundante cocina. De postre la muchachada le ha regalado al cumpleañero un delicioso pastel de chocolate, que increíblemente no contiene ni azúcar ni huevos. Estos indios son unos verdaderos genios gastronómicos.

ZORIONAK, GORKA, GAUR ETA BETI!
eta ESKERRIK ASKO GOGORATU ZARIEN GUZTIXOI!
Momentos de intimidad en la azotea de nuestro Guest House "Turist Hotel".

Un Sadu en su templo junto al Ganga.

Deliciosos zumos de naranja callejeros.

Una imagen vale más que mil palabras.

De paseo por Ram Jhula, otro puente y barrio de Rishikesh.

2010/12/06

2010/12/03

El día de hoy ha sido un claro ejemplo de por qué no sirve de nada hacer planes. Ya ayer una donostiarra que conocimos por otra causalidad (nota: la palabra no tiene ningún error tipográfico) nos habló de un profesor de yoga  muy bueno. Si hasta ahora habíamos practicado Hata Yoga, este señor enseñaba Ashtanga Yoga, pero la novedad y los buenos comentarios nos convencieron para que fuéramos a conocerlo. 
Así que hoy a las ocho de la mañana nos acercábamos a su centro para probar su técnica. Ha sido muy duro. A los diez minutos de sesión ya me olía la sobaquera a sudor puro y duro, y la respiración era más que acelerada. Hemos estado dos horas y media sin parar, literal, sin parar de una postura a otra, y cada cual más difícil de mantener. No solo ha sido la sesión más dura a la que he asistido, sino también la más intensa. Baste decir que al relajar la última posición, la postura sobre la cabeza, he empezado a llorar a moco tendido sin saber por qué ni de dónde provenían las lágrimas. No sé acertar aún si estaba sorprendida por la emoción o emocionada por la sorpresa, o todo junto o todo lo contrario. Diez minutos después seguía llorando sitiendo la misma sorpresa y emoción del primer momento. Algo que no había sentido en mi vida. Ya me habían dicho que hacer yoga aflojaba y relajaba tanto el cuerpo físico como los sentimientos más escondidos, pero hasta ahora no lo había vivido tan claramente.
Tras un día lleno de colores nuevos, volvíamos a casa con el objetivo de descansar y recargar pilas para el día siguiente, y nos hemos encontrado una fiesta hindú casi en el descansillo de nuestra habitación. 
Los de la casa de al lado, han montado un botellón en toda regla en su azotea. Desde la cama sobre la que estoy escribiendo a dicha azotea en linea recta, y calculando a ojo, habrá unos quince metros escasos. Ahora mismo, mientras escribo estas memorias, ¡está botando el colchón! Creo que el corazón me palpita al ritmo del tecno pastillero...
Ningún esquema de pensamiento occidental, que tengamos arraigado en nuestras conexiones neuronales, tiene cabida en este país, que es un mundo y un planeta en sí mismo y por sí mismo.

INDIA IS DIFFERENT, 
INDIA IS INCREDIBLE!!



2010/12/03

2010/12/02 Laxman Jhula, Rishikesh

Hace tres días llegamos a Rishikesh en autobús. Siguiendo las instrucciones de la guía nos acercamos hasta la zona de Laxman Jhula, nombre adoptado por el puente que une las dos orillas del Ganges. Preguntando se llega a Roma, que en este caso es un hotel relativamente limpio y muy barato (entre los dos pagamos unos tres euros...), desde el cual tenemos vistas a un maravilloso paisaje: altos montes boscosos, el puente, el Ganges y las playas que se forman a sus orillas.
Estos días los hemos aprovechado para andarillear por lugares tanto abarrotados como solitarios, hacer yoga, ir a casa de unos monjes y meditar con ellos (o intentarlo, por lo menos), probar y saborear nuevos gustos, charlar con la gente de aquí e, incluso, hacer dedo. La primera vez nos paró un camión lleno de bombonas y a Gorka lo tuvimos que cargar con ellas... esta gente a veces resulta ser muy amable, no se hacen nada de rogar, y paran casi antes de que te dé tiempo a levantar el dedo cuando te ven caminar por la carretera.
Solemos acabar los días con todos los músculos a más no poder y con el cansancio de mochila, pero así y todo a mí me cuesta dormir. No por las camas, porque son de lo mejorcito que hay; supongo que será por la excitación y la novedad. Es que hay tantas cosas por ver y probar que mi cabecita loca no deja de saltar de pensamiento en pensamiento. Hoy al mediodía he estado con un médico ayurvédico y me ha recomendado un aceite de almendras para que me lo frote en la cabeza antes de acostarme. Según me ha contado, eso me ayudará a relajar la mente y a alejar los sueños turbulentos; y como no tengo nada que perder y mucho que ganar, seguiré sus consejos.
Estudiantes universitarios tomando a Gorka como a su ídolo.

Vista del puente de Laxman Jhula desde un restaurante.

Vistas desde nuestro hotel; maravilloso atardecer sobre el Ganga.

Caminata hacia las cataratas de Neerghar.


Festín como para quitar el hipo al mejor cocinero euskaldun.

2010/12/01

2010/11/29

Hoy hemos visitado el Emplo de Mansa Devi, que está situada en una de las cimas de Haridwar. Hemos sudado la gota gorda al subir las 750 escaleras que conducen al lugar sagrado (yo misma me he encargado de contarlas), y hemos presenciado como los monos robaban a los fieles que iban delante de nosotros, las bolsitas que llevaban con comida para sus ofrendas. Al llegar arriba hemos ofrecido a la diosa de los deseos flores y una cuerda roja, que hemos atado a otras miles de cuerdas llenas de sueños que ya había allí.

Puedo decir que empiezo a ver y comprender a esta gente. La verdad es que aunque intenten engañarte y sacarse la vida con ello, no hay demasiada maldad. Ya hemos comprobado que no solo se comportan así con los turistas, incluso lo hacen entre ellos. Son así, y yo no soy nadie para pedir que cambien; y en caso de que lo fuera tampoco lo haría, porque sino India dejaría de ser lo que es. Un sitio perfecto para reforzar la paciencia y superarse al tener que hacer un esfuerzo sobrenatural para llevar a cabo tareas que en condiciones a las que estamos acostumbrados serían  muy simples. Un sitio perfecto para aprender a tolerar la variedad en su estado más límite: el contraste radical.
Los occidentales admitimos que las dos caras de la moneda están una detrás de la otra, es decir, que no se puede ver la cara si estás mirando la cruz. Sin embargo, aquí la cosa cambia radicalmente, como tener una moneda en la palma de la mano y ver al mismo tiempo la cara y la cruz. Es simple y sencillo de percibir en esta parte del planeta, pero difícil de explicar.
Empiezo a sentir una gran satisfacción por lo que estoy viviendo. ¡Qué feliz estoy de haber emprendido este viaje!

Entrada del gran Ganges a Haridwar.

 En el escalón 348 hacia Mansa Devi.

Qué bonitos son, pero que traviesos...

¡Cuñaaaao, no me hagas trampas al parchís!

En el ciclo-rickshaw hacia algún lugar.

2010/11/29

2010/11/28 En el hotel Ashok

Hoy se ha notado la diferencia de estar en una ciudad de 12 millones de habitantes (aparte de perros, gatos, monos, ratas, hurones, ardillas, palomas, cuervos y demás insectos de diverso tamaño e índole -todos ellos callejeros-) a estar en otra de 220.000. La tranquilidad de la mañana era otra. Si bien es cierto que la calma absoluta se estile en estos lares, no tiene nada que ver con Delhi.
Tras despertarnos hemos lavado las ropas sucias, duchado con baldes de agua fría y salido a desayunar unos chay y butter roti (un tipo de talo, más fino y con otro tipo de harina). Llenos de energía que aportan unos chais calentitos hemos ido en busca del Ganges y sus canales, que corren paralelos al pueblo. Impresionante documento. Nos hemos pegado una buena caminata y, por fin, hemos encontrado el gath, donde cada anochecer se celebra la ceremonia de adoración al río, el Ganga Aarti. Aún no soy capaz de escribir lo que hemos visto y sentido caminando los largos kilómetros alrededor del gran río. Mucha gente, muchos colores y muchos contrastes... pero lo que más me sorprende de mí misma, es que nada me sorprende como me esperaba. Es como si fuera una parte que llevo dentro y admitiera todo lo que veo con total naturalidad. No quiero decir con esto que no sea chocante y duro... en fin, como ya he mencionado antes, aún no tengo las palabras para decir las cosas como me gustaría, sin causar malinterpretaciones. Aunque dudo que eso sea posible...
A eso de las cinco paseábamos derecha-izquierda por las callejuelas atestadas del bazar, y nos empezaron a rugir las tripas. Nos metimos en una tasquilla dominada por la mugre, las moscas y las cucarachas; y nos sirvieron lo único que allí se servía: una especie de patata cocida y requemada, eso sí, muy crujiente, con unos pocos garbanzos y una salsa de tres colores (blanco, rojo y verde). Cuando nos pusieron los platos delante nos quedamos un poco pensativos, pero al ver que todos los comensales de las mesas de al lado no paraban de sonreir y observarnos, no tuvimos otra que probar aquello. Resultó estar riquísimo y muy muy picante. Nos contentamos al autoconvencernos de que todo el picante que nos llevamos a la boca sirve para desinfectar el interior y espantar a los mosquitos. Intentamos no pensar en el picor de culo consiguiente... No se puede tener todo.
A las seis presenciamos en el gath la multitudinaria ceremonia de cantos, campanas, fuego, agua y energía. No comment. Muy guay. Cuando acabó tuvieron lugar las kriyas u ofrendas a la madre Ganga, el río sagrado. 
Ya después, la atracción fuimos nosotros, que nos tomaron por modelos y nos sacaron fotos con cada uno de ellos. Una sensación un tanto extraña teniendo en cuenta la situación.
Con lo que me quedo hoy: EVERYTHING IS POSSIBLE IN INDIA.


Domingo para los niños que juegan con sus cometas caseras.

Paisajes indios...

Marivi: "Yo solo quería tocarla..."

Purificándose en el Ganges.

Por la pinta no se diría que podría saber tan bien.












DESPIDIENDO A DELHI...
Ayer nos despertamos en Delhi con muy buen humor, ya que desde primera hora el día ya apuntaba en una nueva dirección. Sin estrés y con la calma que aporta el conocer algo más el lugar, salimos a desayunar. A las 10.30 teníamos una cita Kulwand, el conductor del autorickshaw con el que entablamos amistad el día anterior. Este noble señor proveniente de Afganistán, nos dijo nada más encontrarnos, que se sentía muy feliz porque ese mismo día llegaban a Delhi sus padres, a los que no veía desde hace dos años. Su sentimiento embargaba a los que íbamos con él.
Nos llevó a visitar la casa de Delhi de Mahatma Gandhi y el templo de Laxmi Narayan. El primer lugar nos inundó de una sensación de paz y, quizá, algo de melancolía al recorrer el trayecto donde aún hoy están marcadas las últimas huellas del santo que supo hacerse escuchar con su único lema de Ahimsa o No-Violencia. Y el segundo lugar solo sirvió para que mantuviésemos despierto ese sentimiento. Nos despedimos de nuestro chófer deseándonos todo lo mejor y nos metimos en la famosa y mil veces pisada estación de Nueva Delhi. Esperamos hasta que en la pantalla apareciera el número de andén en el que pararía nuestro tren, y con algo de nervios nos dirigimos a él. En la susodicha estación hay nada más y nada menos que 16 andenes ¡ahí es nada!, por los que pasan al día alrededor de un millón de personas. No es sencillo imaginar lo grande y concurrido del lugar. Caminamos un buen trecho hasta que decidimos sentarnos y esperar a que llegase el tren 2055 con destino Dera Dun. 
Mientras yo me trajinaba un sudoku, Gorka vio a Marivi, una chica que parecía buscar el lugar donde se pararía su vagón, y se acercó a ella para ofrecerle compañía. Nos reímos de la palabra "casualidad" que era una vitoriana con residencia en Conil y ciudadana del mundo que se apearía en nuestro mismo destino y que, además, su número de asiento era el 52, siendo los nuestros el 53 y el 54.
El viaje fue muy agradable y tranquilo. En cuantro horas y media llegábamos a Haridwar, y una colorida estatua de Shiva nos daba la bienvenia al salir de la estación. Encontramos un hotel, el Ashok, y sin más dilación fuimos en busca de algún sitio para comer (yo llevaba todo el día con un chai y dos mini-trozos de pizza, y teniendo en cuenta que nos despertamos a las ocho de la mañana y ya eran alrededor de las nueve, pues es compresible el vacío que sentía). La cena fue exquisita: veg hakka noodles, salad roast dosa con queso y un plato llamado Mumbay. Con la tripa a rebosar de sabores exóticos y picantillos nos fuimos a callejear un poco.
Antes de acostarnos charlamos un poco sobre las preocupaciones, curiosidades y profundidades de cada cual, y tras arreglar un poquito el mundo nos dormimos empapados de serenidad y felicidad.
Frase con la que me sentí inspirada todo el día: "Mi vida es mi mensaje" de Gandhi. ¡Ojalá todos pudiéramos decir orgullosos lo mismo.


Visitando la casa de Gandhi. No hay más fotos porque nos quedamos sin pilas...

Un abarrotado ciclo-rickshaw.

Nuestro amigo y conductor.

En el tren con Marivi.

Almas libres. Saludos a Hulk.

2010/11/26

2010/11/26 Antes de ver el amanecer...

...NOS DEVORA LA OSCURIDAD.

Anoche el señor de recepción, probablemente llamado Rahul como el mismo hotel, no apagó la tele hasta bien entrada la madrugada. Pero teniendo en cuenta de que aquella silla tras el mostrador es a la vez su silla de trabajo, su silla de comer y su cama de dormir, no  me parece justo criticarlo. En fin, que vidas tan diferentes tenemos...
Pasaditas las siete tampoco se puede seguir en cama ya que el bullicio empieza a ser atronador. Nos hemos metido en uno de esos agujeros que hacen de bar en el Main Bazar y nos hemos tomado unos chais para coger un poco de fuerza. Tras la fracasada odisea de ayer de intentar coger el tren para salir de Delhi, nos hemos metido en un ciber para probar por todos los medios posibles conseguir un billete de ida a cualquier sitio. Estando allí hemos recibido la confirmación de otro factor que oscurecía aún más la cosa. Desde la embajada española en Delhi nos comunicaban que aún teniendo el visado de seis meses, solo nos permiten visitas de 90 días seguidos, y de que entre visita y visita deben pasar al menos dos meses. Lo cual significa que no existen visados de seis meses... ¡alucinando con India!
Total, que sin billete y con el visado notablemente menguado, de nuevo, nos hemos dirigido a la estación. Sin hacer caso a los agobiantes acosadores hemos esperado la cola tal y como los indios lo hacen, y con la ficha bien rellenada hemos llegado a la taquilla. La tía, sin sentir ni padecer, al igual que pasó ayer, ha empezado a poner cara de "no-no-no" y nos ha mandado a freir espárragos. Hartos de estar rodeados de cientos de personar sin ninguna gana de ayudarnos sino más bien todo lo contrario, hemos ido a nuestro cuchitril a recoger las mochilas y salir de allí pitando. Gorka incluso se ha planteado salir de la ciudad caminando.
En ese momento se me ha venido el mundo encima. Ya no sabíamos qué coño hacer (sintiendo mucho la expresión)... y es entonces cuando no he podido aguantar las lágrimas, la impotencia me ha superado con creces.
Volvíamos otra vez a la estación, esta vez con las mochilas a cuestas, y hemos divisado a un guiri. Sin levantar los ojos de su espalda hemos conseguido llegar a la oficina donde los turistas deben comprar sus billetes. ¡¡Bendita sea la luz al final del pasillo!!
Mañana a primera hora de la tarde nos marchamos hacia el norte y ¡Dios dirá!

Con Kulwand Singh en el Delhi Sikh Gurdwara, un lugar sagrado.

La Puerta de la India.

2010/11/25 Puñetera dignidad

¡Vaya día! No sé quién inventó la dignidad, pero hoy esa persona me ha caído mal en diversos momentos de la jornada. Hoy, yo casi exploto de la tensión. ¡Qué manera de perseguir y acosar a los turistas! Nunca, nunca, nunca me habían mareado de esta forma... ¡Por Dios! Que si no existiera la dignidad en estos momentos estaría cogiendo un vuelo de vuelta o, por lo menos, fuera de aquí.

Bueno, por la dignidad y por que creo que a estos destinos hay que darles más de una oportunidad para que te muestren lo que hay de valioso en ellos. No me quiero quedar con la parte más superficial, que es exactamente con lo que me he topado hasta ahora. Como todo, supongo que tiempo al tiempo y mucha paciencia... que siempre resulta ser la receta clave.

Gorka en las escaleras del Fuerte Rojo. No está sentado.


Comiendo en un restaurante vegetariano abarrotado en Connaugh Place.