2012/02/16

2012-02-15 Primera parada: Lakabe


Siguiendo las instrucciones que encontramos en Internet, llegamos a Lakabe sin perdernos. Dato importante, teniendo en cuenta que, normalmente, cada vez que nos embarcamos con la furgo terminamos dando alguna vueltilla de más. 
Llegamos poco antes de la hora de comer. Había mucha nieve y grandes placas de hielo, por lo que nos adentramos en la aldea entre patinando y buscando con la mirada lugares firmes donde poner el pie. Tres-cuatro jóvenes picaban el hielo en las zonas más transitadas para evitar accidentes. A ellos preguntamos a quién tendríamos que dirigirnos para que nos guiase un poco. En la cocina encontramos al chico que se encarga de las visitas, charlando con un grupo de gallegos que también había llegado de visita.
Cuando hicieron sonar la campana que llamaba al pueblo a la mesa, nos reunimos unas sesenta personas en el comedor de la casa común. Todos los días comen juntos todos los del pueblo; que son gentes procedentes de todas partes. Jóvenes, más mayores y niños: tres generaciones pueblan las casas de este pueblo adoquinado y recuperado.
Ya llevamos cuatro días… y las realidades han superado las expectativas de manera que nadie podría imaginar sin haberlo visto en persona. A esta gente no les falta de nada. No es que solo sean autosuficientes para la vivienda y la alimentación… también generan su electricidad, consiguen su agua… y, además, tienen suficiente como para que cada cual pueda darse sus gustazos cuando crea que se lo merece. El ingreso básico (un porcentaje muy alto de su ingreso total) se lo deben a la panadería. Hacen un pan exquisito que reparten por los alrededores. 
La confianza es la base de esta sociedad alternativa… Sociedad que por fin se tiene ganado su nombre: un grupo de gente que trabaja para el resto de la comunidad, con la simple expectativa de querer que todo funcione a su manera, sin sistemas superiores que impongan las modas, las crisis y el modelo de una vida de bien.
En seguida el pueblo cumplirá su 32 aniversario… y creo que no hay mejor manera de honrar a un pueblo, que de esta manera: devolviéndole al pueblo lo que es suyo, su autosuficiencia.
Y bueno,  hemos sido acogidos con la misma confianza con la que se acogen ellos los unos a los otros. Así, nada puedo decir más cierto, que estamos más felices que veinticinco. Esto se parece un poco más a lo que creíamos que iba a ser la nuestra vida. 
Ya estamos más cerca… lo presentimos.

2 comentarios:

  1. Alegría grande volver a encontrar a Txoeider, cuasi lagrimitas..., besos y abrazos ende el zulo.

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  2. Tienes toda la razón en lo que escribes. Doy fe de ello. Todos los que buscamos una forma de vida más próxima a lo que se entiende por una sociedad igualitaria, justa y sostenible deberíamos pasar unos días en Lakabe. Estar en Lakabe nos debería servir para inspirarnos y creer de nuevo que existe una alternativa al vacío social y humano que vivimos cada día de nuestra vidas.

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