2011/01/16

2011/01/16 Tras la niebla de ayer...

Al abrir los ojos ha llegado a mis pupilas la claridad de un cielo azul. ¡Bien! Tras la espesa niebla de ayer no imaginábamos que hoy pudiera amanecer soleado, ¡pero así ha sido! Con una sonrisa satisfecha hemos salido a desayunar unos tibetan bread con mantequilla y huevos duros  para que no nos falten las proteínas. Nos hemos sentado al solete con dos viejecitas muy graciosas y un montón de perros de esos que ladean la cabeza para dar más pena y así, recibir bocados gratis.
Mientras desayunábamos hemos pensado que estaría muy bien que nos juntáramos con Piki (nuestro amigo de ayer) y que nos enseñara un poco el lugar. Con esa intención hemos bajado hacia el Templo budista y, ¡tak!, allí estaba él como si hubiéramos tenido una cita y nos estuviera esperando. Nos ha presentado a sus amigos y nos ha propuesto que nos fuéramos con ellos de excursión. ¡Jeje! ¡Ni planeado hubiera salido todo más redondo! A las 10.30 subíamos al autobús que nos llevaría colina arriba hasta la cueva sagrada en la que estuvo meditando Guru Rinpoche y a la que cada año llegan en peregrinación.
El bus no ha podido llegar hasta arriba porque, al parecer, anoche cayó una tormenta de hielo y el suelo resbalaba demasiado. Así que todo el mundo abajo y a seguir a patita. Cuando hemos llegado a la entrada de la cueva, antes de entrar nos han invitado a un té tibetano con mantequilla y sal... para entrar en calor. Después hemos entrado con ellos a la mini-cavernita. Hemos escuhado al monje con sus cantos y hemos hecho las ofrendas tal y como nos han mostrado. Al salir han cogido su tira de banderitas de colores y han empezado a escribir sus nombres en ellas. También nos han pedido que les deletreáramos nuestros nombres y la de nuestros padres, lo que hemos hecho con sumo placer y agradecimiento.
Hemos subido un poquito más para colgar la tira de oraciones y mantras sagrados junto a otras miles de banderitas al viento. Ha sido grandioso: la increíble cadena del Himalaya de fondo, un cielo azul impecable, el sonido de las banderitas agitadas por el viento y Gorka que rebosaba de alegría, porque ha sido el encargado de trepar al mástil y atar un  extremo de la cuerda lo más alto posible. ¡Ay mi monito! La madre de la familia me decía entre risas que era como un niño grande...
Cuando la puja se ha acabado hemos descendido montaña a través hasta Tsopema. Inolvidable caminata.
Creo que no podemos estar más felices de haber llegado hasta este alejado rincón del mundo; que, por cierto, está a 1350 metros de altura y la brisilla que pega no te deja indiferente. 


Desayunando con las abuelitas y los perros.

Escribiendo nuestros nombres en la banderitas. Piki es el señor.

Foto de grupo. 

Gorka colocando la cuerda.
No se aprecia bien en la foto, pero si os fijáis el Himalaya está detrás.

3 comentarios:

  1. Eider! Me, Lily,Im in Japan now. I follow your trip through your blog. Very awesome, i enjoy reading and seeing all your experiences there. Good times!!Muxu

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  2. Egunon pareja, os sigo en vuestra aventura y me teneís fascinada. Veo que también vosotros estaís en una nube y se nota, pero lo mejor, es lo que contagiais a los que os seguimos en el blog, o por lo menos a mí, cuando leo cada experiencia del día a día, me transportais a ese ambiente de otro mundo, esa sensación de no necesitar apenas nada para "vivr", en mayúsculas.
    Ánimo,os queremos, y sobre todo, seguid disfrutando, si lo haceís en pareja vale el doble.
    Muxus.
    Amaia-Durango

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