2011/04/15

2011/04/14 WELCOME TO INDIA

La jugada para entrar a la India no nos pudo haber salido mejor. El día 12 nos despertamos bien prontito para caminar los 2 kms hasta la carretera donde cogeríamos el primero de cuatro autobuses que nos acercarían a Sonauli: pueblo fronterizo indio. La frontera era para troncharse de risa. Miles de personas atravesaban la puerta hacia un país y otro sin que nadie, aparentemente, regulara el paso.
No obstante, precisábamos del sellito para que después, cuando salgamos de esta tierra multicolor, no nos pongan problemas, así que tuvimos que preguntar dónde estaba la aduana en aquel caos ordenado a su manera.
Ya sentados en la mesa, que era la oficina de inmigración, cogieron nuestros pasaportes y los inspeccionaron. Cuando, por fin, se dieron cuenta de que nos faltaban cuatro días para poder entrar legalmente, nos hicieron sentarnos en una zona más tranquilita. Allí, con cara de oficiales honrados, nos dijeron que necesitábamos el re-entry, que solo se obtiene en Kathmandu, y que sin él no podíamos entrar en India. Nos hicimos los longuis y les dijimos que pensábamos que cuatro días eran muy pocos y, como quien  no quiere la cosa, les preguntamos si no cabía ninguna otra solución. 
"-Bueno, quizá si nos pagáis tanto podríamos echaros  el sello...". ¡Acabáramos! Ya llegamos a donde queríamos llegar. Al escuchar lo del dinero, Gorka sacó de su riñonera el dinero que llevaba, que eran 1220 rupias nepalís y le dijo que aquello era todo lo que teníamos, que si no los quería volveríamos a Nepal y esperaríamos los días que fueran necesarios. Se lo pensaron, lo hablaron... y con cara de preocupación nos preguntaron cómo íbamos a salir de allí si todo nuestro dinero se lo dábamos a ellos,  tenindo en cuenta que en aquel lugar no había bancos. Salimos por peteneras, pero salimos bien, porque no solo aceptaron nuestro dinero, que era bastante menos de lo que nos pedían, sino que preocupados por nuestra precaria situación económica, nos devolvieron 200 rupias indias para que pudiésemos coger el bus estatal hasta Gorakhpur, ciudad en la que encontraríamos el cajero autmático más cercano. 
Everything is possible in India: Sab Kuch Milega.
Con bastante más  dinero en los bolsillos que lo que podíamos haber imaginado, nos fuimos a seguir con los trapicheos a donde el ferretero, quien nos cambió todo el dinero nepalí a rupias indias. Felices de volver a estar en este ruidoso y vistoso país, cogimos el bus a Gorakhpur, como amablemente nos había indicado el oficial de la frontera.
Hicimos noche en aquella ciudad, y al día siguinte a las 5.35 am cogimos el tren que nos bajaría hasta Varanasi, ciudad santa entre las ciudades santas. Habíamos oído de TODO sobre esta ciudad y, por fin, nos tocaba vivirlo in situ.


1 comentario:

  1. Eider!!!! Sigue aprendiendo y disfrutando y que luego nos lo cuentes con esa gran sonrisa!! VIVE!!!!

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