2011/05/28

2011/05/28 Chiang Rai y expirando el visado

Ya va finalizando el mes de mayo y con él acaba también nuestro tiempo de visado tailandés. En resumidas cuentas, podemos decir que nos hemos quedado encantados con lo que nos hemos encontrado en este país. Aunque la mayoría de las veces el idioma era una barrera para comunicarse con los lugareños, la gente, en general, nos ha parecido muy abierta y amable, y la naturaleza, muy viva y exuberante. Además, todos los cursos y cosas nuevas que por aquí se pueden aprender... Cosas que nos van a valer para el resto de nuestras vidas; sabiduría para ser mejores personas y más felices. Da gusto encontrar a una cultura pacífica y de mente tan abierta. 
Total, que entre una cosa y otra, se nos ha ido el tiempo y ya tenemos que cruzar la frontera hacia tierras de más allá. Ayer mismo cogimos un bus que nos condujo rumbo norte hasta la ciudad de Chiang Rai, desde donde mañana le tiraremos a Laos. En esta ciudad, no haremos mucho más que ver el Templo Blanco y callejear en los bazares, pues junto con Borja, decidimos ayunar durante un día y tomarnos la jornada con tranquilidad. Dejaremos que nuestro metabolismo se limpie él solito durante 24 horas. El pobre Gorka está haciendo un esfuerzo sobrehumano para poder sobrellevar los minutos sin llevarse un bocado a la boca, pero se siente con ganas y fuerza para llevarlo a cabo. ¡Jeje! Desde las once de la mañana está pensando ya adónde iremos a cenar... salivando en cada esquina y sintiéndose debilitar a cada segundo... ¡jajaja!


Despertando al cuerpo por la mañana.


Impresionante el Templo Blanco. Da la sensación de que esté hecho de merengue.


Al ir acercándote a los detalles, se descubriendo la temática sobre la cual versan los adornos.


Lo que más sorprende es que en los murales de dentro (desafortunadamente, no estaban permitidas las fotos) se ilustraban tanto a iluminados y monjes, como a Doraemón en una avioneta pequeña, a Supermán, a un luchador de sumo agachado de culo y haciendo la peineta... nos ha dejado a los tres boquiabiertos, hasta que por fin hemos entendido su significado.


Para volver a la ciudad hemos hecho dedo y nos han parado a la primera.

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