2011/02/11

2011/02/06 Rajastán a todo motor

Hoy por la mañana nos hemos reunido con Franco, que llegó ayer desde Pushkar, para hacer yoga juntos y recordar así nuestro tiempo en Rishikesh. ¡Qué alegría volver a vernos!
Después, hemos cogido una scouter en alquiler con la intención de llegar a las cataratas de Bhimlat, a una horita de camino más o menos. Nos hemos apuntado la ruta que teníamos que seguir y Chicu nos ha dado un papelito en el que ha escrito en hindi "¿nos podrías indicar por dónde llegar a tal sitio?".
Con esto y un bizcocho nos hemos montado en la motoreta y hemos salido a la general. ¡Madre mía! ¡Vaya subidón de adrenalina! Autobuses pasando a camiones y nosotros saliendo a la cuneta, baches que nos hacían volar y, por si fuera poco, con eso de que somos guiris y los conductores querían vernos, más de una vez, jeeps y otras motos se nos paraban en paralelo para saludar y hacernos el par de preguntas de rigor. ¡Incluso nos han llegado a ofrecer por la ventanilla una botella de ron para que le diéramos un trago! El peligro nos ha perseguido durante una hora, al cabo de la cual, al no ver ninguna señal de las que nos habían hablado, nos hemos parado en frente de un puesto de chai. Les hemos enseñado a los señores el papelito que Chicu nos había dado, y estos se lo han ido pasando de uno a otro hasta llega a las manos del que sabía leer. Ha hecho un cometario en voz alta y todos han empezado a troncharse. ¡Jajajaja! Estábamos cerca de llegar a Kota, es decir, muy lejos del lugar donde queríamos haber llegado. Y en otra dirección. En fin, media vuelta y para el otro lado.
Ya en Bundi, no teníamos ganas de llegar a ninguna catarata, así que hemos decidido dar una vueltillas por los alrededores. Con la suerte siempre esperando allá a donde vayamos, hemos visto una  aldeílla y nos hemos acercado a fisgonear. Hemos aparcado la moto en una especie de plaza desde donde se sube a un templo, y la gente de por allí, en seguida se ha dado cuenta de quiénes éramos.
Un grupo de señoras amenizaba este domingo con  sus cantos y sus rezos.  Estas, que estaban sentadas sobre una manta, se han percatado de nuestra presencia y acto seguido nos han invitado a que nos sentáramos con ellas. Lo hemos hecho con sumo placer. El sonido de aquellas voces y aquellas manos haciendo música han superado con creces nuestras expectativas de las cataratas, así que, más felices que las perdices, hemos vuelto a casa para ducharnos y salir a comer algo.
Al atardecer nos hemos juntado, de nuevo, con Franco y hemos subido al fuerte a ver la actuación final del Festival de Desportes de Aventura, que se ha estado celebrando por aquí durante tres días. Era un tipo de casting de gente artista. Algunos cantaban, otros hacían play-back, otros bailaban y otros intentaban hacer cualquiera de los arriba mencionados. Nos hemos reído lo que hemos querido y más, y para las 22.00 ya nos retirábamos. 
Otro día fantástico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario