2011/02/10

2011/02/05 Chapati pa los monos

La noche que llegamos a Bundi salí del tren de nuevo con mala gana. No por el viaje esta vez, sino más bien porque sentía que algo me había hecho mal. Menos mal que Desiré, una suiza que conocimos en Udaipur, estaba esperándonos en la estación para llevarnos a un guest house que ella ya conocía. No sabíamos que iba  a estar allí, así que nos llevamos una grata sorpresa. Nada más llegar al Parihar Guest House me metí en la habitación que nos habían asignado y me eché en la cama sin dar más vueltas. 
La noche fue movidita. Cada hora y media tenía la urgencia de evacuar, bien por la boca o bien por el culo. Por la mañana la cosa no mejoraba mucho, así que Gorka preguntó a la familia, que preocupada por mi salud, rápidamente le indicó dónde encontrar al médico. Justo a la vuelta de la esquina.
Me atendió un doctor ayurvédico estatal (gratis) y me diagnosticó indigestión. Me recetó un sirope para la náusea y  un polvo compuesto por tres tipos de hierbas trituradas y un tipo de miel (pero sin serlo) muy oscura y muy espesa, que al mezclarlo todo sabe bastante mal. Me pasé el día entero de la cama al váter y viceversa, sin comer nada que no fuera curd (yogur) con plátano y bebiendo el litro de suero que mi cuidador me preparó con cariño.
Pero ya pasó todo, y pienso en voz alta: "¡qué bien se está cuando se está bien!" Estoy feliz porque ya pasó lo que tenía que pasar y me siento mucho más fuerte. Por si acaso, sigo cuidando la dieta y no paso del arrocito blanco, pero me muevo con total libertad. Ahora bien, que lo que no me como yo se lo comen los monos. Al atardecer estaba la Mama haciendo sus cocinamientos, y un mono de los grises (los más grandes) ha saltado hábilmente en el patio, ha entrado a la cocina y ha salido con  un montón de chapatis en la mano. Gorka se quedó paralizado y Chicu apareció, escopeta de tiro pichón en mano, para ahuyentar al bicho. Hay que andar al lorete, que los monos son muy listos y rápidos.
Nos picó la curiosidad con lo del arma y Chicu, emocionado, nos enseñó otro rifle más grande y más de verdad, que guarda para la estación de calor, cuando las serpientes, entre ellas cobras, bajan desde las montañas. ¡Si es que vivir en la India es toda una aventura!

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