2011/11/22

2011-11-21 Con Txabi en Burdeos


El viernes por la tarde abandonamos la casa de los Long con amistosos abrazos y sonrisas que esperaban un sincero hasta pronto. A partir de esa noche no nos podrían hospedar, pues se marchaban de fin de semana. Ellos mismos nos hablaron de una "cadena" de hoteles de bajo coste (según estándares occidentalizados, de los cuáles nos encontramos en este momento a muchos kilómetros de distancia) y nos indicaron cuál de sus hoteles sería la que nos quedase más cerca de la salida a la variante de la ciudad (Rocade, en Francia). Este resultó estar localizado a unos siete minutos en coche desde su casa, así que amablemente nos ofrecieron su taxi familiar para dejarnos en la recepción de dicho establecimiento. Un hotel de película amerikana, de esos que son alargados y con muchas puertas que dan a pequeños habitáculos con tres camas, bañito concentrado y una gran tele. Más tarde nuestro visitante lo describiría como "un camarote de barco", y no le faltaría razón. Pero pagaríamos 29 euros por noche y por tres camas. Detalle importante teniendo en cuenta que al día siguiente, sábado, Txabi vendría a vernos a la capital bordelesa. ¡Que bonita y agradecida visita! Nuestro amigo que no quiso esperar a que llegásemos al pueblo para encontrarnos y echar un buen rato juntos... Eskerrik asko, Txabitxu, itzel poztu ginen zu ikustiaz... 
Me emocioné y todo cuando salió de su coche y se acercaba con su elegante porte hacia nosotros que salimos a saludarlo con los brazos abiertos. Sería nuestro primer pie puesto ya en Elorrio. 
Pasamos el día callejeando la ciudad, hablando más bien poco sobre lo espectacular de la ciudad y disfrutando del reencuentro. De repente nos pareció que no hacía más que alguna semana desde la última vez que lo vimos... ¡cuánta razón tenía Einstein de lo relativo del tiempo! Si me preguntan, no puedo más que confesar que ha pasado todo tan rápido que ahora mismo me podría creer tranquilamente que todo ha sido el sueño más bonito de mi vida. Con la diferencia de que la sonrisa que se planta en mis labios al recordarlo, es más real que cualquier sueño hecho realidad. 
El domingo, día de elecciones, Txabi volvía p'al hogar, y nosotros aprovecharíamos que el Pisuerga pasa por Valladolid para hacer nuestro último recorrido de esta larga excursión. No podíamos dejar pasar la oportunidad de sentarnos al volante junto a Txabizio y que este nos depositara nada más y nada menos que a puertas de nuestra casa. 
A él le habíamos pedido que no le comentara a nadie lo de nuestra llegada, así que llegamos por sorpresa. Al tocar el timbre de la puerta no contestó nadie... era uno de los efectos secundarios de planear una llegada sorpresa. Teniendo en cuenta la hora de llegada (alrededor de las 12.30 del mediodía) y que era fin de semana, no tardé ni medio segundo antes saber que aita y ama estarían de paseo. Dimos una vuelta con el coche por la ruta habitual y no hubo señal de ellos. Sin embargo, cuando empezábamos la segunda vuelta los vimos acercarse a casa. Txabi se paró de golpe sintiendo nuestra emoción y toco la bocina hasta que se dieron cuenta de quién iba dentro. No se me olvidará fácilmente la cara de sorpresa de ninguno de los dos. ¡Qué alegría! Qué momento tan bonito ese de ver reflejado tu agradecimiento, de ver a los tuyos tan bien, en sus caras: en sus miradas y sus sonrisas entre profundamente felices e incrédulas. 
Ese día lo pasamos sorprendiendo y saludando a gran parte de la familia Moreno Saez y a otra también de la familia Zubiaga Gallastegi. Y hoy hemos ido alargando la lista en Markina con la familia Bilbao Anduiza. Un párrafo que sirve de firma perfecta a nuestra obra maestra. 

PD. Fuimos a votar...  ¡DEMOCRACIA REAL YA!







El calendario de la cocina cuando entramos en nuestra casa...

1 comentario:

  1. K GRANDES TXOEIDER......no me llames iluso, por tener una ilusión, lalalalalalala
    Ongi etorri !!

    k pasa por la calle????

    Mila muxus eta ondo pasa !!!

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