2011/11/05

2011-11-03 Ahora toca Rochefort


Nuestra estancia en La Rochelle fue un éxito. De la misma manera que Alix nos abrió las puertas de su casa y su corazón de par en par, así nos acogieron los tres restantes compañeros de su casa, y otros amigos suyos que fuimos conociendo durante las siguiente horas. ¡Qué alegría de gente! Nos llevaron a ver la ciudad y nos hicieron de guía, bromearon con nosotros y disfrutamos todos juntos los unos de los otros.
Aprovechando que el uno de noviembre es festivo en Francia, invitamos a tortilla de patatas y ensalada a cuantos conocimos, en casa de Alix. Preparamos tres cacho tortillacas, cada cual más buena, y los ocho comensales disfrutamos moviendo los hocicos. No sobró nada, a pesar de que Alix guardó la esperanza de que sobrara algo para el día siguiente por la mañana, hasta el último momento. Cayeron un gran número de botellas de vino...
Y como todo lo que empieza acaba, el día dos por la mañana nos preparamos otro cartoncito y Alix nos alargó en su buga hasta un sitio, según él, estratégico para salir hacia Rochefort. Tras unos cuarenta minutos y quinientos coches, nos paró un Audi. ¡Toma ya! El señor conductor era mitad de La Rochelle y mitad de Tui (Vigo) así que fuimos de cháchara hasta la estación de trenes de Rochefort. Cómo detalle que no se me olvida fácilmente, nos contó que una vez por mes recorre la distancia entre La Rochelle y Vigo ¡en nueve horas! Aquel coche era un verdadero torpedo, y así se lo hice saber. Rió alegremente cuando le dije que normalmente estos coches tan grandes y lujosos no paran a autoestoperos... pero que alguno debía ser la excepción que confirmara la regla.
Una vez en tierra, de nuevo, apareció nuestra cabina de teléfonos milagrosa a cuatro pasos, desde donde pudimos llamar a nuestros siguientes anfitriones: Mathilde et Alexandre. En veinte minutos pasaron a recogernos y nos trajeron a su hogar en Le Tour, mancomunidad de Beaugeay. Y en este apartado caserón en mitad de inmensos campos verdes nos quedaremos unos diez días, ayudando en lo que sea necesario y cuidando de sus dos niñas Camille y Eloise, que son más bonitas y más terremotas que mandarlas hacer a medida.


Alix a la izquierda, Luck en medio.


La calle sobre el muro en La Rochelle.


Degustación y glotonería a base de tortilla de patatas.


Camille, Moustache (en medio) y Eloise.
 
Shhhhh... ron ron ron ron...

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