2011/07/27

2011-07-24 I AM A FARMER!


La mañana que salimos de casa de Dexter y Natalie fue algo especial. Teníamos que coger un taxi hasta la parada de bus que nos correspondía, así que salimos al arcén. Pasaron tres taxis: el primero pasó ocupado, el segundo idem de lo mismo y el tercero puso cara de "uhhh... que mal me viene" y nos dijo que a ese destino no nos llevaba. Nos miramos con cara de circunstancia y, por unos momentos, nos entró la cagalera de que no íbamos a poder llegar para la hora. Decidimos caminar hasta alguna avenida con más tráfico para probar suerte.
 Nos paramos en la isleta que divide los dos carrile,s ya que no sabíamos en qué dirección teníamos que salir y, además, para tener más posibilidades de taxi. Una mujer en un land-rover nos avisó por la ventana de que allí era difícil que nos parara ningún taxi... más confundidos que antes, nos volvimos a mirar para preguntarnos en silencio que qué leches íbamos a hacer. Entre tanto, otro coche con dos señoras se paró en medio y, de nuevo desde la ventanilla nos preguntaron que hacia dónde nos dirigíamos: "Jalan Duta Bus Station", les sacamos de dudas. Acto seguido nos abrieron las puertas de su buga y nos dijeron "pa'rriba chavales que os llevamos". ¡Toma ya! 
Nos montamos y charlamos animadamente hasta que nos dejaron en la puerta de la estación. No les quedaba de camino, como podíamos haber supuesto ante tanta amabilidad, pero como iba a ser muy difícil que ningún taxi nos parara (todavía no hemos averiguado por qué) pues decidieron, de buenas a primeras, echarnos un cable. No todo el mundo tiene las mismas preferencias... 
En la taquilla preguntamos por el "Transnasional Ekspress" que se dirigía a Lenggong. El taquillero tecleo un poquito y nos dijo que no quedaban asientos. De nuevo la mirada de desconcierto se cruzó por nuestros ojos. Me di media vuelta y con cara de urgencia le dije al señor taquillero si no podríamos sentarnos en el pasillo. Teclilleó de nuevo y, de repente, nos comunicó que sí que quedaban dos asientos. "Uffff... qué alivio".
Tras tres horas y media de conducción llegamos a nuestra parada. Teníamos un nombre y dos números de teléfono. Nos acercamos a la cabina más cercana e intentamos llamar a ambos números sin éxito. Lo intentamos, fácilmente durante veinte minutos, sin obtener respuesta al otro lado de la línea. Solo nos quedaba una alternativa, buscar algún ciber desde dónde mandar un mail a los de la granja para que bajaran a recogernos. Esperaríamos quietecitos en la estación.
Para cuando volvía del ultramarinos de pueblo con acceso lento y limitado a Internés, Gorka estaba metiendo las mochilas en el "maletero" sin puerta de un coche-lata destartalado y roñoso con la ayuda de Ladia, que opuestamente a lo pensábamos era un señor. ¡Al parecer pasó por allí por si habíamos llegado ya! Entramos, como mejor supimos, en aquel artefacto lleno de herramientas de huerta, tierra y sacos; fuimos a liquidar algunos asuntos de menester, y nos pusimos rumbo a la granja. El camino parecía la pista de una montaña rusa, por lo estrecho y empinado de la vía pecuaria por la que circulábamos a una velócidad loca. "¡Madre mía, dónde me estoy metiendo!" pensamos al unísono.
Llegamos a casa y Ladia, un chico checo chaco de Chequia (¡jeje!) nos comentó cuál sería nuestra rutina durante la siguiente semana, y hablamos un poco cada cual de sí mismo, para empezar a conocernos un poquito más. Además nos alertó de que estábamos en plena jungla y que deberíamos estar muy alertas; sobre todo, nos hizo entender que ante cualquier presencia de vida salvaje (monos, jabalís, cobras, escorpiones...) deberíamos mantener la calma, dejar siempre la mente en blanco y retroceder suavemente. 
Después, nos guió hasta nuestra "habitación" que estaba en el almacén, junto a la habitación de las cabras y la de las gallinas y pavos. Estábamos flipando... todo llenito de mierda: mierda de animales de corral, hierbajos, moscas, mosquitos y avispas muertas por doquier, jaulas para transportar gallináceas... un madero que hacía de somier, dos colchones carcomidos, no luz, no agua y de nuevo, nuestras caras de interrogación. ¡No hay miedo!, nos animábamos mutuamente.
Tras conocer nuestra King Deluxe Room nos llevó a ver su jardíncito de setas y allí, nos mostró a lo que se refería con lo de vida salvaje. Con un palito sacó de aquel huertecito a ¡un escorpión! Vaya salto pegué pa'trás... en fin, mente en blanco, nosotros podemos hacerlo. 
Nos dimos un tiempecito para el reconocimiento de todos los alrededores y demás detalles, y nos volvimos a juntar en la cocina con Ladia y Bella (una chica sueca) para degustar la comida del lugar. Ya nos empezó a gustar más el sitio...


Little India de noche.


De noche todos los gatos son pardos.


La casa principal de la granja, Ladang Teh Farm.


La entrada del almacén: en donde duermen cabras, gallinas, pavos, patos, un conejo, un escorpión y nosotros.


GU.


Nuestras anfitrionas: Jane, a la izquierda; Mary, a la derecha, y Sara, detrás.


1 comentario:

  1. Ánimo Eidertxu y Gorka !!
    Vaya eperiencias más chulas nos estais transmitiendo !!

    Gracias por contarnos tus sueños Eider !!

    Te queremos !!

    Besos de Manuela, Lali y mios...

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