2012/09/13

2012-09-13 Maternidad

Últimamente pienso mucho en la maternidad. Es normal en la vida de una mujer que nuestro ciclo nos la haga intuir. Además, es la época cuando más de cerca la vivo, ya que casi todas las amigas que conozco desde la infancia están embarazadas, con niños o en camino... 
La maternidad, esa gran sabia bondadosa, esa diosa que sabe regalar amor sin prejuicios. Creo que, una vez más, estoy a punto de embarcarme en otro viaje de los que cambian tu vida. No tengo prisa, a sí que esperaré hasta que mi compañero de caminos esté preparado. Aunque "estar preparado", no creo que se llegue a estar nunca. 
Yo he pasado una periodo bastante largo, en que pensar en ello me resultaba incómodo. Supongo que me asustaba ante la puerta bajo el letrero de "ser madre". Me preguntaba si yo quería ser madre, por un impulso interior natural o por el hecho de que esta sociedad empuja a la mujer a serlo. Dudaba de si la maternidad en mi vida sería decisión propia y original, o la reacción que se esperaría de una mujer, más o menos de mi edad... he llegado a sentir incluso miedo, pero siempre entendiéndome y dándome cancha. Pues, lo primero que tuve que aprender es que la mujer vale lo que vale, haga o no haga, lo que el resto espera de ella. Y no fue nada fácil. 
Cuando ya tuve claro que podía ser una mujer completa aunque decidiera no tener hijos, entonces, me volvieron a asaltar las dudas."¿Pero una cómo sabe o cómo siente si quiere ser madre?" . Me comentaban que cuando se sabía, se sabía y punto. 
Pues bien, la última que me habló sobre el tema fue una amiga de Suzanne, la mujer en cuya casa estuvimos en Navas del Rey: Maite, una simpática mujer que no solo cree en las estrellas y sus energías, sino que sabe cómo expresarlas. No me dijo nada estrambótico, nada que yo en lo más profundo de mi ser no supiera. Sin embargo, desde aquella charla distendida que mantuvimos, algo se ha transformado dentro de mí. Creo que ahora ya no tengo miedo a ser madre. De hecho, empiezo a sentir que se avecina el momento. Mi útero se abre de brazos para acoger la vida, para ser la casa de la creación de una nueva vida. 
La verdad, es que tanto el embarazo, como el parto y el consecuente cambio de vida, contrario a amedrentarme, hacen que me entusiasme como cuando me entusiasmo ante un próximo viaje. Al fin y a la postre, es simplemente otra perspectiva con la que afrontar el mismo pensamiento, ¡y me encanta! Ahora sí que consciente y alegremente quiero ser ama.

Imagen encontrada en la red.


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